Archivos Mensuales: junio 2014
Lo confieso: Yo también soy gastroadicto al smartphone | ElSumiller.com Junio 2014
Publicado por Oskar García
Pues sí, lo confieso con el sano ánimo de empezar terapia y curarme pronto. Y sí, esto cada vez se nos está yendo más de las manos (si bien sea un mal ejemplo si estamos hablando de un smartphone, ya que cualquier caída puede ser sinónimo de fatalidad y rotura, aunque ¿No hay mal que por bien no venga, o no?). Pero en fin, concentrémonos en el asunto y en lo que a gastronomía concierne: Ya no podemos vivir sin nuestro teléfono en la mesa. ¿Por qué? Vamos a averiguarlo.
El caso es que según nos cuentan en la fantástica web protocolo.org “ya es algo común que esta invasión que ha llegado al entorno de la mesa provoque que en muchas ocasiones, el smartphone se coloque sobre el mantel como un cubierto más”. Es cierto que por tanto, deberíamos hacer uso de reglas acordes a la etiqueta como dejarlo apagado durante toda la comida, no mostrarlo encima de la mesa, evitar interrupciones sonoras y en definitiva, no entorpecer el normal desarrollo de la comida o cena, pero todos a estas alturas somos conscientes que hemos desterrado (para nuestra desgracia) estas reglas de protocolo de nuestras veladas gastronómicas.
Entonces, ahora que hemos certificado que somos bastante ‘maleducados’ en este sentido… ¿Qué está ocurriendo? Pues para mí la conclusión es tajante: Nos hemos convertido (por si no lo éramos ya) en absolutos EXHIBICIONISTAS digitales. Y lo que es más preocupante: Lo hemos asumido como algo normal y que es una propiedad intrínseca asociada a las Redes o Canales Sociales. ¿Sí? ¿No? Yo lo tengo clarísimo.
De la misma forma que con Foursquare le estamos constantemente diciendo al mundo donde estamos a cada momento, algo que ya adelanto que yo no recomiendo en absoluto, que puede poner en riesgo nuestra intimidad y seguridad y que además tal y como leí en un meme hace poco… “Estudios recientes demuestran que se puede ir y volver de un sitio sin necesidad de contárselo a nadie”. De la misma forma que hacemos esto, ahora también necesitamos decirle al mundo donde y qué estamos comiendo. Esto está muy bien, y además va muy vinculado a la pasión y fiebre gastronómica, que al igual que cualquier otra pasión, requiere de dedicación. El problema viene cuando si para ejercer esa pasión, tenemos que alterar una comida o sumarle a la misma elementos discordantes. No hablo de terceros… ¡a mí me pasa! Voy a un sitio a comer y ya estoy pensando en cómo voy a hacer las fotos de lo que voy a comer y ay de que se me olvide algún plato porque he cometido la barbaridad de comérmelo sin pensar en que antes debía ‘retratarlo’. Como veis, termino olvidándome que estoy sentado con mas comensales, que de la costumbre, ya lo asumen como algo normal, pero no, realmente no lo es, porque ya que está el teléfono encima de la mesa, te entra algún whassapp que no puedes evitar mirar, te han mencionado en un tuit, también un e-mail… Si, ya sé que no soy único, somos legión, pero realmente no es un consuelo.
Así que para concluir hago un llamamiento a la sensatez digital por el bien de los que nos rodean y principalmente de nosotros mismos. Seguro que si nos esforzamos un poco lo conseguimos y además nos daremos cuenta que “no hay mejor red social que estar en una mesa rodeado de buenos amigos”. Nos leemos en julio ;).
Podéis leer el artículo en su formato original pulsando AQUÍ.
Créditos de la foto que ilustra el artículo: Antonio Crespo – Director del CdT Alicante ¡Fotaza! 😉
Publicado en COMER, BEBER Y AMAR, ELSUMILLER.COM
Etiquetas: consejos, ELSUMILLER.COM, gastronomía, hostelería, prácticas, Redes Sociales, reputación, restaurantes, smartphone, social media, whatsapp
Restaurante Asiático YAHO en Elx
Publicado por Oskar García
Recientemente y por motivos de trabajo, los Soci@l Monkers tuvimos que parar a comer sin planificación en Elche/Elx. Mientras recorríamos las calles de esta población y hablándolo con mi socio Alfonso, a los dos nos entró un monazo tremendo de chino, japo, asiático o algo del estilo y ambos coincidimos en que si estuvieramos mas cerca del Ruyi, no lo perdonaríamos, pero era mas bien tarde y esto se nos hacía muy cuesta arriba, además de que el hambre apretaba. ¿La mejor opción? Pues rápidamente me vino a la cabeza un sitio donde alguna vez que otra he comido con ilustres ilicitanos (algunos de adopción) como Cabrera Luengo, Carolus Cocina o Félix Cardona, el Restaurante YAHO, ubicado cerquita de una rotonda y al lado de un Aldi, con lo cual el aparcar se hace bastante fácil
La verdad es que no hay mucho que destacar ya que esta decorado muy recargado con suelo y paredes de madera, alguna fuente de corte Zen y cortinas de bolitas. También comentar que si eres una persona de cierto tamaño, la mesa te va a resultar algo incómoda ya que tiene una listón inferior de madera que hace que las piernas no entren del todo bien y que no acabes de comer totalmente cómodo (ya digo que si uno es mas bien de corte grande). Normalmente pedimos menú del día de 9,95€ (con opción de sushi por 15,95€) pero el que tenía justamente ese no nos acabó de convencer y ojeando la carta vimos uno para 2 personas valorado en 29,95€ (iva siempre incluido) que contenía algún plato mas y nos decantamos por él. Adicionalmente al menú también pedimos 2 sopas tom-yam que a mi personalmente me tienen enganchado. No lo sabía, pero es una sopa típica thailandesa que se hace con leche de coco y es algo picante. En este caso, la hacen con gambita y le incorporan piña también. Yo siempre que voy la pido pero como Alfonso no la había probado, quise pedirla adrede.
Y de esta forma dio comienzo el menú, con la sopa tom-yam: Calentita (genial porque el día estaba algo nublado), dulce, picante, con toques de jengibre, dulzor de la piña… como digo, una pasada (es tan adictiva que ya he aprendido a hacerla no tardaré y colgar la receta en el blog). Mientras nos terminábamos la sopa llegaron a la mesa al mismo tiempo un gran bol de ensalada de la casa con surimi, atún, huevo, tomate, zanahoria y que como particularidad tenía que su aliño, en vez de ser la típica salsa blanca china, le había añadido también un poquito de mostaza, lo que le daba un punto extra y original a la misma. También llegó a la mesa con la ensalada un plato de madera con 2 pinchos de ternera estilo mongol. La carne estaba especiada y caramelizada, de sabor buenísima pero terriblemente dura y desagradable a la hora de moder (Esa sensación de que se te quedan trocitos en los dientes constantemente? Pues eso), además, al tener mas comida en la mesa cuando nos los empezamos a comer estaban algo fríos. Todavía estábamos con los pinchos cuando llegó una recipiente vaporera con 4 empanadillas dentro de estilo Dim-Sum acompañadas de soja y salsa agripicante (en la foto solo quedaba 1 ya). Estaban bastante buenas, lo que pasa es que quizá yo no sea el mas indicado para valorarlas ya que este es un producto que puedes encontrar (y que suelo comprar) en los supermercados chinos, que solo necesitan sacar del envase y vapor, por lo que quizá les otorgo poco peso gastronómicamente hablando.
A continuación nos sirvieron pato estilo beijing (lo que ponía en el menú) con tortitas muy muy finas, sticks de cebolla y pepino, salsa hoi-sin y una cantidad ajustadita para 2 personas de pato crocante. Bueno, calidad normalita, sin mas (ni menos). Cuando retiraron la bandeja del pato nos trajeron unos fideos con pollo, huevo y verduras, que también estaban ricos pero bastante normalitos y un plato rollo tie-pan al rojo donde primero y delante de nosotros, incorporaron un poquito de soja, trozos de cebolla y luego ajos tiernos y ternera con alguna verdura mas. Este plato tenía un sabor intenso y estaba rico. Estábamos bastante llenos pero el dulce es el dulce y en el menú entraban los postres (también 2 bebidas) así que pedimos helado frito (que no sale en la foto) y plátano frito, ambos con miel. Un clásico y típico en estos establecimientos. Con una cocacola adicional para no dormirnos en el camino de vuelta pedimos la cuenta, cuyo total sumó 39,30€. Me gustaría probar nuevos sitios de este estilo en Elx, pero si coincide que tengo que volver a comer allí, pues repetiría sin problemas 😉