Archivos Mensuales: May 2015

Pizzeria BON SOL en Benidorm

Fachada Bon Sol

Por aquellas cosas de la vida y las casualidades hace unos días me vi comiendo con un gran profesional del social media & e-commerce y mejor persona en la Pizzeria Bon Sol de Benidorm, concretamente de La Cala. No era algo planeado pero surgió el encuentro y ya que estábamos por la zona, propuse que nos acercáramos a esta pizzeria ya que me había llegado varios comentarios, siempre positivos y recomendables, así que la ocasión era idónea para conocerla. Con el tiempo algo ajustado para comer, tomamos mesa dos comensales y enseguida fuimos atendidos por el personal (todos de origen italiano, comentan que de la región de la Toscana), muy amable y atento. Pedimos la bebida para refrescarnos pues era un día de intensísimo calor y con la carta en la mano fuimos ojeando con la mirada de aquel que se enfrenta a lo desconocido ya que era, como he comentado, la primera visita (pero no será la última) y he de decir que la carta es muy amplia en cada una de sus categorías/secciones, quizás demasiado, aunque por otra parte habrá quien agradezca de disponer de tantísima opción: Entrantes toscanos, ensaladas, pescados, mariscos, carnes, pastas, arroces (risottos), pizza artesanal (con base blanca o roja, dependiendo si no quieres queso o tomate), focaccia, calzone y los postres.

Panzerotti de fiambres

Para salir pronto del trance, pedimos un entrante de tamaño «grande» para compartir y elegimos una pizza cada uno, y como también se daba la opción a la hora de seleccionar, una pizza fue tamaño pequeño y la otra tamaño grande. Como entrante solicitamos Panzerotti de fiambres italianos. Un plato la mar de curioso pero que nos encantó. Está formado por una gran pizarra en la base que contiene hasta 5 tipos distintos de fiambres italianos tipo jamón, salame, coppa, cecina, etc… que iban acompañados de nueces, uvas, y también por un confitura casera de fresa. Lo mas llamativo de este plato es que en el centro del mismo estaba el «pan» que acompañaba a los embutidos presentado en un moderno formato (cucurucho de papel simulación periódico) y que eran trozos alargados de masa frita estilo porras calentitos y recién fritos pero nada aceitosos. Un buen contraste y acompañamiento para el embutido, muy gustoso y de calidad. Si tuviera que destacar alguno me quedaría con lo que yo denomino «cecina» (pero no estoy seguro de que es) y se puede ver en la parte inferior derecha de la siguiente foto. El plato, de un tamaño generoso, dio bastante de sí y no llegamos a terminarlo al 100%. Una opción muy recomendable como entrante.

Entrante panzerotti

Tras el entrante repetimos bebidas y las pizzas hicieron presencia en la mesa: Un caprichosa con Aceitunas, Alcachofas, Champiñones y York tamaño pequeño para mi acompañante y una Giusé con Gorgonzola, Mascarpone y York para mi. Poco que decir de las pizzas salvo que estaban buenísimas, nos encantaron. La pequeña era algo menor al tamaño de un plato plano de trattoria y la grande, sobresalía algo mas por los contornos. Masa espectacular, muy bien horneada, de aspecto irregular y un grosor sensacional así como cantidad de ingredientes «moderada». Sinceramente, una delicia, muy muy rica.

Pizza caprichosa Pizza GiuséPor desgracia, no hubo tiempo para nada mas porque se nos pasó volando el tiempo y teníamos que volver a nuestros quehaceres profesionales pero quedó pendiente un buen postre casero de los que anunciaban en la carta como el tiramisú o las croquetas de crema pastelera. 

Ticket Bon Sol

El total de la cuenta para dos personas con bebidas incluidas pero sin postre ni café fue de 44,30€. Si hablamos de pizza el precio resulta algo mas caro que otros establecimientos estilo 4You por ejemplo, si bien creo que estamos hablando de otro concepto, forma y calidades totalmente distintos por lo que creo que la suma total no termina resultando cara. Volveremos sin duda ;).

Facebook | Tripadvisor | Geolocalización en Maps de Google

www.pizzeriabonsol.com

La metástasis de lo gratuito | ElSumiller.com mayo 2015

ESumillerMayo15

Es evidente que las RRSS y ‘nuevas tecnologías’ (me pregunto cuándo dejarán de ser catalogadas como ‘nuevas’ y pasaran a ser ‘cotidianas’) han cambiado la forma de comunicarnos, relacionarnos y cómo no, de promocionarnos, haciendo evolucionar a marchas forzadas la forma de promover nuestros establecimientos. No es menos cierto que todo ello contiene un componente de celeridad social en el que no es fácil la adaptación y el sector hostelero no es ajeno y sigue pecando muchas veces (en aspectos como el publicitario también) de cierto inmovilismo. No es dejadez, es estancamiento en viejos modelos y patrones, y uno quizá de los más rancios sea el de: Te invito a comer y tú lo cuentas en internet.

Me encuentro mas a menudo de lo que quisiera con el mismo problema en hostelería: Lo gratuito como modo de reclamo promocional, entendiendo lo promocional como la supuesta labor de difusión, buen nombre, clientes y ‘fama’ que te va a aportar el que invites a comer/cenar a determinada/s persona/s en tu establecimiento, que va a generar de forma automática un incremento en tu popularidad. Una actividad, me duele decirlo, fomentada en la mayoría de las ocasiones por el propio hostelero, anquilosado en prácticas viejunas que lamentablemente terminan derivando en “pan para hoy y hambre para mañana” o quizá mas dolorosamente expresado “El pan de hoy para otro y toda el hambre de mañana para ti”.

Puntualicemos: ¿No puede el hostelero invitar a comer a quien le de la gana? Pues claro, ¡Faltaría mas! pero… ¿Es recomendable que estas invitaciones sean continuadas como parte de una estrategia para hacer visible el establecimiento en internet o la red social de turno?. Pues mi recomendación es que NO y la sustento en varios motivos: El principal es que el buen gastrónomo, foodie o aficionado a comer no necesita que se le invite. Esto es así de real y contundente. De hecho, el que uno pueda pagarse la comida lleva aparejadas cosas tan loables como la libertad de elección y sobre todo, una total independencia para manifestar sus sensaciones y opinión tras el dispendio y, básicamente esto, es lo que mas debería de preocupar al hostelero para mejorar su trabajo: Opiniones veraces y honestas y no el patrocinio de palmadas en la espalda. Otro de los motivos es la extrema volatilidad e impacto que estas invitaciones tienen, dándose la circunstancia de que son numerosas las veces en que los propios comensales ni si quiera se terminan molestando en hacer una mínima referencia.

Por otra parte, lo gratuito conlleva la mayor parte de las veces la infravaloración del trabajo y esfuerzo que hay detrás de lo ofrecido con la mejor voluntad, pero que no va a ser apreciado en su justa medida. ¿Estás seguro que lo que quieres fomentar para tu restaurante es un tipo de perfil de cliente cuya motivación principal es una invitación o descuento? Cuidado que lo gratuito siempre es un cuchillo de doble filo, no te engañes. Tú, como hábil restaurador, seguramente vas a obsequiar al invitado/s con los mejores platos de la carta y además, vas a esmerarte en la atención para que la percepción en la mesa sea excelente. Es un error porque le estás dando un mensaje confuso a tus potenciales clientes y a los actuales también, no te olvides de ellos. Invitar está bien cuando el restaurador acompaña la acción con medidas complementarias o enmarca la invitación dentro de un evento, actividad, en definitiva, le aporta sentido y forma.

Aunque suene duro de leer: Es el hostelero el primero que debe respetar su trabajo y su dedicación ya que otros no lo van a hacer por él. Nadie le regala horas extra de sueño para evitar que vaya a primera hora a la lonja a adquirir producto fresco, ni los proveedores le regalan los pedidos, ni los empleados trabajan gratis ni la Iberdrola de turno le patrocina el consumo eléctrico del horno. No, y se debe de tener presente en su justa medida. #FelicidadesMamás.

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