Archivos Mensuales: abril 2015
PINTXO KALEA en San Juan (Playa)
Publicado por Oskar García
Tantísimas veces referenciado (y reverenciado) en Comer y Beber en Alicante (CYBEA) teníamos muchas ganas de conocer el Pintxo Kalea (ubicado en TorreGolf), el establecimiento que dirige desde la cocina Diego López y su esposa Vanesa en sala, así que un domingo de abril fue el día elegido para quedar con amigos y disfrutar de todo lo que este establecimiento puede ofrecer. Nos reunimos 6 adultos y 4 peques. Lo primero a destacar es, precisamente, que si vas con niños, el Pintxo Kalea es un establecimiento más que recomendable ya que posee delante de su fachada principal, un inmenso parque con dos zonas de juegos infantiles, y por si esto fuera poco, en el lateral del mismo tienen instaladas una amplia variedad de atracciones para los mas peques dígase toboganes, piscina de bolas, camas elásticas (muchas)… vamos, que desde luego los niños no se van a aburrir y a los padres les va a facilitar muchísimo el disfrutar de su comida.
Una vez allí y gentilmente acomodados en una amplia mesa al lado de un gran ventanal mediante el cual podemos supervisar a los nenes, me acerqué a saludar a Diego pues no lo conocía en persona y siendo ambos profe ‘virtual’ y alumno respectivamente del Máster en Dirección de Restaurantes y F&B Hotelero de la Universidad de Alicante no podía por menos que desvirtualizarlo. Diego, magnífico anfitrión, me enseño su estupenda cocina donde destaca un elemento fundamental (como luego comprobé) en la cocina del Kalea: La Parrilla. En ella tenía un arroz al que estaba dándole los últimos minutos de cocción a la brasa (sensacional) y en ciernes un txuletón a punto de entrar al quite que estaba pidiendo fuego literalmente, fuego de leña de encina por cierto que aparte del componente calorífico le aporta a los alimentos un aroma único. En fin, con la siempre agradable visión de una cocina limpia y bien organizada volví a la mesa donde al mismo tiempo que las cartas, llegaron unas olivas de aperitivo así como unas láminas de cecina de wagyu cortesía de la casa que ayudamos a engullir con unas heineken heladas con un frío perfecto. Riquísima la cecina. De una carne extraordinaria solo puede salir una cecina extraordinaria. Muy sabrosa, perfectamente infiltrada de grasa. Yo soy hijo de leonés y he comido mucha y buena cecina y a mi personalmente lo que siempre me gusta es añadirle un buen chorro de aceite de oliva de prensado en frío (arbequina, picual o coupage) que la potencie, aunque también entiendo que este aspecto lo dejen abierto a criterio del comensal.
Pedimos antes que nada para los peques. El restaurante dispone de platos preparados expresamente para ellos donde se puede elegir una variedad tipo pechuga empanada, bacalao, hamburguesa, etc… todos ellos acompañados con patatas fritas. Es una gran opción que demuestra preocupación porque porque por el hecho de ser niños, muchas veces algunos establecimientos pecan de dejadez y es complicado adaptarles algún menú. Nos alegró comprobar que en el Pintxo Kalea sucede todo lo contrario. Para elegir la comida nos dejamos en parte aconsejar por el atento personal de la sala y también por nuestra intuición, aunque esto cuando es una comida de varias personas en un sitio en el que nunca has estado es siempre es una responsabilidad, además, el establecimiento dispone de una amplia y alargada (literalmente) carta en la que es difícil que alguna opción no te llame la atención.
Los platos por los cuales nos decantamos fueron los siguientes: Por un lado, un pintxo (finger food) de solomillo de cerdo con cebolla caramelizada y confitura que destacaba por el contraste de sabores pero sobre todo porque la absoluta ternura de la carne. También pedimos un plato que me habían aconsejado comensales que ya habían pasado por aquí: Las croquetas de cabrales. Sinceramente, sensacionales. Tienen un tamaño perfecto, sabrosa untuosidad, acertada cantidad de queso, textura láctica muy equilibrada que no entra en una ‘bechamel pura’ y respeta la armonía del conjunto. Se acompañan de unas finas tiras de caramelo de módena. Aquí como en todo, habrá fans y detractores, yo he de decir que funciona muy bien como contrapunto no excesivamente dulce, haciendo que todo el conjunto en boca se convierta en un bocado exquisito. Otro de los platos que pedimos a modo de entrante fueron unas vieiras sobre espencat y polvo de chistorra. En este plato destacar varios aspectos originales: Por un lado el polvo desmenuzado de chistorra que hacen de cúpula y aportan su sabor característico y por otro, la terminación del plato en brasa ya que esto último le aporta un aroma espectacular. No solo a este plato. Me dio la impresión que ese aroma es el sello de identidad de la casa pues estaba presente en muchas de las elaboraciones que probamos, como el último de los entrantes (no hice foto), unas mollejas de cordero con ajetes absolutamente memorables. Tiernas, jugosas y cómo no, con un destacable aroma a ahumado que les daba un punto extra. Sensacionales.
En cuanto a los platos fuertes y tras dejarnos aconsejar (mas que nada por las cantidades), pedimos dos asados a la leña gourmet consistentes en un plato con varias piezas de carne y embutido con solomillo buey, chuletitas de cordero lechal, txistorra, solomillo de cerdo y algo así como un chorizo criollo (aunque en la carta anunciaba morcilla de Burgos). Ambos platos iban acompañados por patatas fritas caseras y pimientos del padrón. Todo de gran calidad y aromatizado con la brasa de encina. Por otra parte, uno de los comensales que tenía el estómago no muy allá solicitó como plato único un pechuga de pollo a la plancha/brasa, pero nos comunicaron que no podía ser y como opción se planteó la de un trozo de bacalao brasa sin ningún aderezo especial, y se dio por buena. No probé el bacalao pero la persona que lo comió me aseguró que estaba exquisito, sublime y que además, también tenía el aroma oficial de la casa, ese ahumado tan peculiar como ingrediente invisible de los platos. La foto del bacalao lo dice todo y por la pinta yo diría que era de mucha calidad, probablemente de la variedad skrei.
Tras dar buena cuenta de las carnes y pescado, pasamos al capítulo de la dulzura, y en este caso, he de reconocer que muy influenciados por las excelente referencias que tiene el flan de naranja. Ante tal ‘presión’ había que probarlo si o sí, pero además, el resto de comensales también se decantó por la variedad, así que terminamos pidiendo cuatro postres distintos. Mi mujer pidió el flan de naranja con caramelo de moscatel y he de decir que su fama es mas que merecida. Es un bocado goloso, de esos que cuando pruebas una vez sabes que no vas a poder parar de seguir comiendo. Tamaño generoso. Una textura también muy peculiar que se mueve entre tocinillo de cielo y el flan. Toques de naranja amarga en la base y toda la cucharada en boca junto al caramelo de moscatel pura lujuria. También de un tamaño considerable fue mi ración de ‘Ahiválaostia‘, que no es ni mas (ni menos) que una torrija de pan brioche con membrillo (pero yo la pedí sin), taquitos de queso Idiazabal, miel y una bola de helado de patxaran. Contundente y un contraste de sabores considerable, un postre muy potente en el que yo aportaría una pequeña sugerencia: Sé que es complicado, pero presentaría el brioche menos alargado y si con mas grosor muy infusionado y con el mínimo rebozado, lo que lo haría mas jugoso y eso dejaría a la torrija con una textura menos compacta y mucho mas esponjosa y creo que en líneas generales todo el postre ganaría. Consideraciones aparte me merece el helado de patxaran: Brutal. Extraordinario. ¿Sabe a patxaran? Si ¿Sabe mucho? Lo justo y necesario. Las notas anisadas de la endrina presentes sin saturar… Lo digo y repito: Sensacional.
Los otros dos postres fueron una tarta de queso mascarpone y albaricoques que pude probar y estaba cremosa y deliciosa, y también, una crema quemada de chocolate y helado (esta última no la probé) que tenía muy buena pinta y que estaba presentada de forma muy original. Ambas raciones generosas. También pedimos unas bolas variadas de helados para los niños que no hacían mas que entrar y salir de la zona de juegos. Cafés e infusiones pusieron el punto final al festín gastro. Como decía, durante toda la comida los niños estuvieron entrando y saliendo del restaurante y disfrutando de la zona de bolas y camas elásticas a lo que os preguntaréis… ¿Cómo pudisteis comer tranquilos los papis? Muy sencillo, porque en la zona infantil de Pintxo Kalea hay un angelito en forma de chica que se llama Juliana que hace una labor FANTÁSTICA: Está con ellos, los supervisa, procura que se diviertan, avisa a los padres de cualquier incidencia, lloro, cuando el crío se cansa, vamos, maravillosa y desde estas líneas quisiera agradecerle lo bien que se portó con todos los niños y en especial con mi hijo ya que aunque ella no estuviera en la sala ni en la cocina, su función me resultó igual de importante (o más) para contribuir a que mi experiencia gastro en el Kalea fuera excelente. La nota de esta comida para 6 adultos + 4 niños fue de 216,20€ (36€ p/p aprox.) donde la casa tuvo el detalle de invitarnos al aperitivo de cecina así como a las bolas de helado que pedimos para los pequeñajos, cosa que desde estas líneas les agradezco. Mi enhorabuena a Diego y Vanesa, volveremos en cuanto podamos 😉
Retorno a EL CLUB DE LA CERVEZA de San Juan (playa)
Publicado por Oskar García
¡Que ganas teníamos! La verdad, estábamos deseando tener la oportunidad de regresar a El Club de La Cerveza, saludar a Vero y Toni junto al resto del equipo, y disfrutar de una sensacional comida de pascua que nos habíamos ganado. Fue un día especial, muy especial, ya que el viaje a Playa de San Juan lo íbamos a hacer en TRAM para que los peques subieran por primera vez al tren y sintieran la emoción de su primer paseo. La verdad, ellos se emocionaron pero casi que nosotros mas por ver sus reacciones y caritas de ilusión ante todas la novedades. El caso es que, con un poquito de antelación frente la hora prevista, nos presentamos en El Club, básicamente para que los niños pudieran comer antes pero no supuso ningún problema y nos recibieron y acomodaron con total amabilidad, buscando además una ubicación idónea donde pudiéramos ponernos los cuatro adultos y los 3 niños y sus respectivos carros que ocupan lo suyo. La verdad, un acierto de sitio ya que estábamos al fondo del local, con amplitud y encima nos facilitaron acceso vía una puerta anexa al patio interior del edificio donde hay una zona ajardinada ideal para que los críos pudieran campar a sus anchas. Chapêau por el nivel de atención y detalle.
Nivel de atención y detalle que no decayó en ningún momento de la comida y he de decir que conociendo a Vero y Toni, no es algo que hagan de forma excepcional, es algo de lo que realmente se preocupan y que cuidan, así consiguen que la sensación de estar en buenas manos que uno tiene desde que pone el primer pie en el establecimiento sea notable. Mención también para el magnifico equipo de sala que este sitio ha conseguido reunir: Gente trabajadora, detallista y además, se percibe muy buen rollo y piña como luego me corroboró Vero y Toni en la pequeña sobremesa que tuvimos. Me alegro de que esto sea así ya que tan importante como la cocina es el saber estar en sala y atender a los clientes. En el capítulo de comida íbamos abiertos a las opciones que quisieran proponernos o fueran surgiendo, sin nada prefijado. Eso sí, a los pequeños les encargamos dos raciones de arroz melosito y Vero nos sugirió el hacerles un a banda con esa textura… ¡Menudo acierto! Tan acierto como que terminamos los mayores pidiendo el mismo arroz para comer de lo que nos gustó. Además, acompañó la comida de los peques junto con nuestra cañas iniciales con unos pinchos de jugosa tortilla con salsa brava y unos divertidos conos tipo helado de pasta coloreada en distintos tonos como guiño a los mas pequeños rellenos de una salsa supreme con trocitos de setas que les encantó (y a los papis también porque estaban deliciosos). Como teníamos claro el plato principal, fuimos marchando los entrantes y estos fueron: fondue de camembert con confitura, sensacional. Se trata de rebozar varias veces una pieza entera de este tipo de queso y llevarlo el tiempo exacto a la freidora de forma que cuando llega a mesa, el personal de sala corta la tapa y el queso está calentito y con textura cremosa con lo que ir untando biscotes y coronarlos con un poco de confitura se convierte en un acto repetitivo contra el crono ya que el tiempo no juega a favor por ir endureciendo el queso al irse enfriando. En cualquier caso, no sobra nada del plato ya que aunque se quede frío, las partes fritas (tapa y paredes) están igualmente deliciosas.
También pedimos a modo de entrante Las Bravas del Club y he de decir sin ningún tipo de pudor que son las mejores patatas bravas que he comido nunca y es una afirmación que sustento en varias razones: En primer lugar, se utilizan patatas frescas y no patatas congeladas. Estamos hablando de patatas cortadas manualmente y laminadas al estilo chip de churrería, con un diámetro y un grosor muy fino. Hablamos de que están confitadas al punto en un buen aceite de calidad, y por último, hablamos de una salsa allioli, pero sobre todo brava, acertadísima. La salsa brava debe de picar, evidentemente, y esta lo hace, pero lo hace de un forma tan sutil que el picor que deja es tremendamente elegante y sabroso, en su justa medida (y esto lo dice un tipo al que le encanta el picante). Por si todo esto fuera poco, es un plato que te comes en dos texturas: Por un lado nada mas te las sirven, las patatas mantienen su forma crujiente y durita, pero también, a medida que va pasando en rato (si consigues aguantar sin comértelas todas) la salsa, al ser finitas, las va ablandando y no deja de ser muy agradable el comérselas así también. Es como los bolis BIC, con dos texturas a elegir 😛
También y como entrante llegó a mesa un riquísimo calamar a la plancha con un presentación excepcional y muy atractiva: Estaba seccionado en anillas y enrollado sobre si mismo ayudado por el calor de la plancha. Sabor impecable y tamaño generoso. Como último entrante elegimos unas raviolis de carrillera con una reducción de salsa al vermouth. Este plato lo pedí expresamente porque tuve la suerte de probarlo en la comida aniversario del grupo Comer y Beber en Alicante (CYBEA) que celebramos allí y me encantó. No defrauda, al contrario, conquista inmediatamente. Carrillada masetera desmenuzada y envuelta en una finísima lámina de pasta que es acompañada con una salsa dulzona aromatizada con vermout tremendamente adictiva, coronando todo el conjunto con unos microdados de manzana verde… ¡sensacional!. Melosidad, cremosa sensación en boca y untuosidad. Un gran bocado del que es muy difícil no repetir.
Tras los contundentes entrantes llegó a mesa el arroz, un meloso a banda (muy original) que previamente se le había servido a los peques y que nos había gustado mucho. La verdad, la evolución que ha tenido Vero con los arroces es digna de mención: Se propuso mejorar este importante capítulo en un restaurante al lado de la playa y vaya si lo ha conseguido. Nuestro arroz salio ‘teset’ como a mi me gusta, es decir, con el grano mas durito que blando, con un fondo de mar impecable, si bien yo lo noté carente de algo, quizá un punto extra de sal, pero fue una percepción únicamente mía porque al resto de los comensales les pareció perfecto, así que seguramente el que tiene el paladar ‘atrofiado’ soy yo (mas de lo habitual digo) :D. El arroz se hizo en caldero y se presentó en platos quijotescos que engañan bastante porque parece siempre que hay menos cantidad arroz de la que luego te sirven y salen raciones muy generosas.
Con el hueco justo para respirar y dejar caer algo dulce pedimos a sala un variadito de postres para cuatro personas y fuimos premiados con un gran plato que contenía un hojaldre de manzana con bola de helado, una porción de tarta ‘Muerte por chocolate‘, una porción de tarta de queso y arándanos y un trozo de flan de queso. Todos sensacionales, y si me tengo que quedar con uno (a pesar de que el chocolate intenso no me vuelve loco en exceso) lo haría con ‘la muerte’: Un gran postre, un bocado goloso y esponjoso. No pedimos cafés y mientras nos llegaba la cuenta, fuimos obsequiados con un rico y fresquito mini sobrete de mojito. Por desgracia no hubo tiempo para tomar uno de los gintonics que prepara Toni ya que los niños con las cometas reclamaban nuestra atención porque la tarde era ideal para hacerlas volar en la playa. Lo dejamos en la lista de ‘pendientes’ para otro día sin duda. El total de esta comida para 4 adultos + 3 niños fue de 133,50€ (33,50 p/p aprox.) Un precio sensacional si al festín gastronómico le sumo todas las atenciones, detalles y gestos que todo el equipo del Club tuvo con nosotros desde el principio hasta el final. Mi enhorabuena a esta gran familia 😉
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Etiquetas: bravas, el club de la cerveza, playa, san juan
IV Enoescapada Mendoza’s Experience
Publicado por Oskar García
Un esplendido y soleado día de viernes nos dio la bienvenida a la IV Enoescapada Mendoza’s Experience que como cada año organizan las Bodegas Mendoza sitas en L’Alfàs del Pi. Una cita que no nos solemos perder ningún año porque es una excusa perfecta para encontrarse con los amigos y conocer a gente, como me pasó a mi este año que por fin pude desvirtualizar a la gran Marichel López de #Wineandtwits a la que aprovecho para agradecer sus atenciones y detalles para con nosotr@s.
Este año la propuesta ha sido similar a la de años anteriores, donde hemos podido encontrar al margen de la degustación propia de los vinos, también stands de venta de comida específica como las tablas de quesos de Andrés García de La despensa de Andrés o las tapas y arroces de la mano Cristina Figueira del excelente Restaurante El Xato de La Nucía. También y al igual que otros años se ha contado con actividades paralelas como cata de aceite Barranco de Tagarina embotellado por la propia bodega, taller de cata express, degustación de bombones Valor, elaboración de barricas en vivo, talleres de diferenciación de vinos según terruño o madera…
Como digo, fue un día especial donde el tiempo acompañó y donde, como siempre, lo pasamos genial. Destacar como dato muy positivo la enorme afluencia de gente del viernes (3.000 personas según comentaron) que dan una idea de la gran aceptación que tiene este evento y del importante poder turístico que genera en la zona ya que es una actividad inusual y que se torna en perfecto complemento al visitante que viene a pasar unos días por Benidorm, Altea, etc… Además, la bodega habilita unos extensos solares colindantes para que los vehículos puedan ir aparcando sin problema y los agentes de protección civil ayudan a regular el tránsito. En la parte de sugerencias y tras lo vivido este año, yo animaría a los organizadores a replantearse el número de barras existentes para servir a todos los asistentes (hay 3 y todas a la sombra para que las colas, de entre 6-8 minutos, se hagan mas llevaderas). Ciertamente elevarlas a 5 creo que podría suponer un cambio sustancial en la percepción del numeroso visitante. Otra cosa que observé ese mismo día es que a partir de las 14:15h la gente empezaba a mermar (lógicamente por ser hora de comer) así que para otro año puede ser un buen plan el comer primero y luego hacer la cata correspondiente de vinos ya que el horario permite la visita hasta las 16:00h.
En fin, deseando que vuelva a llegar el mes de abril para repetir experiencia y seguir probando los magníficos vinos alicantinos que Mendoza pone a disposición popular durante la Enoescapada 😉
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