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Bar Restaurante KALIFA en Novelda (Alicante)
Publicado por Oskar García
La verdad, da gusto conocer sitios nuevos y si soy mas sincero aún, diré que da mas gustico conocer sitios nuevos si además te lleva de la mano amigas tan fantásticas como «las chicas de la Cruz Roja de Novelda», como yo las llamo, por su vinculación a la Presidencia y Junta de esta entidad que tan fenomenal trabajo lleva a cabo en esta población del valle del Vinalopó. Un grupo de amigas inseparables formado por Belén, Yolanda, Ana y las dos Susanas 🙂 Una suerte tener unas anfitrionas de este nivelazo cuando uno visita su localidad. En un principio y aprovechando la Ruta Gastronómica «De Tapas por Novelda» la idea era hacer unas cuantas paradas en distintos establecimientos para poder degustar las variopintas propuestas, pero al final, la cosa mutó un poco, tomando algunos pintxos fuera de ruta en el Barbareko (El bar del primo 🙂 ) para posteriormente dirigirnos a un restaurante local que les encanta: El Bar-Restaurante Kalifa.
El mismo se encuentra ubicado en la carretera que lleva al precioso Santuario de esta población. Tanto exterior como interiormente no esperéis un sitio que os pueda atraer por su estética, decoración o mobiliario. No. Estamos hablando de un bar tradicional mutado a restaurante, o viceversa, como queráis verlo. A este sitio se viene a comer. Punto. Además, me cuentan que muy bien y con una relación calidad precio extraordinaria. Vamos a comprobarlo. Es viernes y la propuesta para aportarle calma al estómago es un Menú compuesto por 4 Entrantes a criterio y disponibilidad de la casa ese día. Continua con un Plato Principal a elegir entre diversas opciones como cerdo, pollo, panceta, embutido varios tipos de arroces y como pescados emperador o atún. Para finalizar, proponen Postre Casero, el café y dos bebidas por 15€. Adicionalmente a lo aquí expuesto, también permiten elegir como plato principal algunos otros por algunos €uros mas, como por ejemplo, un entrecot. La cosa pinta bien y ademas, destacaría algunos detalles como, por ejemplo, que el menú incluya dos bebidas, lo cual es bueno, y también que para los arroces solamente se necesite ser un mínimo de dos personas para poder pedirlos y no tener que ir a mesa completa como a veces pasa en otros establecimientos. Y hablando de arroces, me comentan que se hacen todos a la leña de sarmiento, y, sin que lo sepan, me acaban de meter un gol por toda la escuadra pues termina por decantar mi decisión. Otro punto a favor es que los postres son totalmente caseros, nada de artificios. En este caso somos 6 comensales y finalmente lo que pedimos como principales son dos paellas: Una de Conejo y Caracoles para 4 personas y otra de verduras para 2 personas. En el capítulo bebida, amén de unas cañas iniciales, se decantan en mesa por un tinto que sea Ribera del Duero. Como el que viene con el menú no acaba de convencer, lo que se pide es uno de las 2 referencias que se tienen a parte, siendo un Tarsus el elegido.
Sobre el vino me gustaría hacer un pequeño kitkat y es que, está claro que sobre gustos no se puede discutir y menos si estás con unas anfitrionas que te dispensan tantas atenciones y cariño como hicieron conmigo, pero yo sin embargo, siempre que puedo, saco el estandarte alicantino a relucir y me gusta hacer patria de nuestros productos. Estábamos además en Novelda y el Vinalopó y creo que es un sitio excelente para reivindicar el vino de la zona, que nada tiene que envidiar al de otras D.O. y que hace gala de una calidad extraordinaria. Es cierto que yo no vivo allí y que es muy probable que la gente que sí lo hace quiera y necesite abrirse un poco a otras propuestas menos habituales. Solo era una reflexión, cierro el kitkat 🙂
Los Entrantes que llegaron fueron, por orden, los siguientes: En primer lugar, Ensaladilla. La opinión unánime de la mesa es que estaba muy rica, y así era. A mí personalmente me gusta mas la ensaladilla donde los trozos de variantes son perceptibles y no tanto la que tiene una textura mas parecida al «puré» como era esta. Sin embargo, el sabor estaba muy logrado y todo acompañaba. Muy rica. Acto seguido hizo presencia la, para mi, sensación de la jornada: Ñoras encurtidas rellenas de crema de queso (1 x pax). Riquísimas. A ver, misterio lo que se dice misterio no hay ya que los propietarios nos comentaron que es un producto que ya compran preparado y que rellenan a criterio. Vale. La sorpresa en este caso para mí fue la de que existiera este tipo de encurtido pues no lo conocía. Compro habitualmente en el puesto del mercado unas guindillas dulces también encurtidas pero nunca he visto ñoras y, francamente, están buenísimas. Están hidratadas en vinagre con azúcar y esto se transmite en cada bocado con carnosidad, recuerdos dulces y picos de acidez que, en este caso, fueron compensados con la crema de queso. Un bocado original y sorprendente. Seguidamente nos trajeron un plato de Pescadito Frito. Más que correcto. Un pescado de tamaño pequeño, bien frito y del que no pararías de comer. Para finalizar los entrantes, llegó a mesa el que me dijeron era uno de los platos top de la casa, el pulpo asado con ajo y perejil. Este pulpo tiene la peculiaridad de que al estar cocido pero rematado en plancha, guarda una textura exterior crocante pero gelatinosa y delicada en el interior. Estaba sublime y eso que en mesa se comentó que no era uno de los días que mejor les había salido. Un pulpo entero de tamaño medio fue lo que nos pusieron para compartir. Como digo, muy muy rico.
Y pasados los entrantes, tocó el turno de los dos arroces. Lo primero a destacar es que la cantidad de ambos era generosa. Lo segundo el perceptible olor a sarmiento que desprendían. Lo tercero, que ambos estaban cortos de sal. Este detalle se comentó a la responsable de sala y nos dijo que era porque últimamente estaban siendo un poco mas cautos en ese sentido, prefiriendo quedarse cortos que pasarse. La verdad, el tema de la cantidad de sal es algo muchas veces complejo. Por lo demás, el arroz con conejo y caracoles estaba gastronómicamente hablando, que cosas, justo a medio camino entre el que se hace en la zona de Aspe y el que se hace en la de Pinoso. Lo comento porque en Aspe le ponen una cabeza de ajos, pimiento y hasta garbanzos, en Pinoso no le añaden nada de eso y este de Novelda llevaba el ajo y el pimiento. Si tuviera que quedarme con alguno me quedo con el de Pinoso porque para tener un sabor único y especial, no necesita ninguno de esos 3 elementos. Este arroz estaba muy rico, quizá pelín pasado de grano y esto último se debió a que el tamaño de la paellera para 4 personas era algo pequeño, por lo que hubo que incrementar el grosor de la capa de arroz, algo poco habitual en este tipo de arroces que se cocinan, como dice mi suegro, con «un grano sobre otro». Es posible que esa fuera la causa. Pude probar también el arroz de verduras, de cantidad muy generosa en paellera para dos, con un sabor acertado aunque dulzón por la citada ausencia de sal y con una textura de grano perfecta. Muy rico. En lo referente al postre la sensación de oir al camarero recitar los 10 tipos de flanes caseros de los que disponían fue absolutamente hemorrágica. Lo juro. A saber: Chocolate con leche, Chocolate puro, Chocolate blanco con avellanas, tres chocolates, de huevo tradicional, de queso con galleta, de turrón, de dulce de leche… ¡ÑamÑam! Por un momento estuve tentado por el de dulce de leche pero al final me decanté por el de chocolate blanco, y la verdad, me equivoqué porque la compi Yolanda lo pidió y la comparación fue odiosa: Mucho mas suave y cremoso. El mío algo mas ligero y con menos intensidad de sabor.
En fin, con los postres y unos clásicos chupitos de cremas y orujos cortesía de la casa terminó esta fenomenal comida. Buenas sensaciones confirmadas y en definitiva, un sitio que merece la pena volver a visitar y seguir probando especialidades. El coste final de esta comida fue de 20€ por persona tal y como reza el ticket y esto es por las dos botellas de vino fuera de menú que pedimos, si no, hubiéramos pagado los 15€ del menú. Realmente un precio sensacional.
Paraje Molinos A 44 (carretera del Castillo km 2), 03660 Novelda
Publicado en COMER, BEBER Y AMAR, VISITE NUESTRO BAR
Etiquetas: arroz, bar, kalifa, novelda, restaurante, sarmiento
Restaurante MORA en Guadalest
Publicado por Oskar García
Me da la impresión que la mayoría de veces que pensamos en ‘la montaña de Alicante’ como destino gastronómico de fin de semana, lo hacemos con la idea preconcebida de probar la tradicional y rica gastronomía de nuestras alturas, dígase olleta, gazpachos, carnes a la brasa, embutidos, mintxos, figatells… los cuales son deliciosos y patrimonio de los alicantinos, pero me vais a permitir que os narre como fui sorprendido gratamente por mi esposa cuando me propuso ir al Restaurante Mora de Guadalest donde no encontré nada de lo que os he mencionado, pero sí otro tipo de propuesta también digna de ser relatada tanto por su precio como por su calidad.
El Mora es un restaurante ubicado en el mismo pueblo de Guadalest, un municipio totalmente turístico y esto junto a la idea preconcebida de la comida clásica de la montaña seguramente nos lleve a engaño y no, nada que ver. Es un sitio que tenemos cercano a casa y el pasado noviembre decidimos visitarlo pues teníamos buenas referencias (que luego se materializaron en una impresionante realidad). Este establecimiento dispone de tres zonas claramente diferenciadas: Por un lado, una amplia terraza que está junto al paseo que da acceso al famosísimo Castell de Guadalest, ya en el interior, un coqueto patio de luz cubierto y como estancia oficial, el restaurante propiamente dicho, con una decoración tradicional muy acertada.
Me gustaría destacar la capacidad de atención y servicio de la casa: Espectacular. La amabilidad de Vanesa y Raquel en sala son sublimes y Javi en la cocina hace verdadera magia. Nosotros fuimos a comer con nuestro hijo de dos añitos y desde que entramos por la puerta se deshicieron en detalles con nosotros, como el situarnos al lado de una ventana donde entraba una luz de otoño preciosa, situar al niño en una trona junto a nosotros, facilitarle entretenimientos como colores y plantillas para que pintara, alguna que otra piruleta… en fin, guiños constantes que le hacen a uno sentir muy bien y eso que se acaba de sentar en la silla.
En lo concerniente a lo propiamente gastronómico, a mi me ganaron desde el minuto uno ya que la carta tiene un diseño fascinante, y yo, que soy muy fan de Los Planetas, me recordaba inevitablemente a la portada pop de alguno de sus discos, por lo que ya se estableció una química absoluta. A parte de pedir platos de la carta, la oferta de esta casa es amplia y para todos los bolsillos, pues tienen menús que si no recuerdo mal se sitúan desde los 10€ aprox. hasta el que pedimos nosotros porque tenía una pinta excepcional: Degustación x 22€ (bebida aparte) compuesto de 6 platos (2 compartidos) + postre. El menú llevaba como plato final pescado y pregunté si habría posibilidad de sustituirlo por una carne, y con total amabilidad, no me pusieron ningún problema. Estas propuestas, para mí, ya son de nota si estás hablando de un municipio turístico donde ya sabéis que los precios se suelen disparar en detrimento del turista. Tras preguntar, nos comentan que para el peque pueden hacerle cualquier cosa, pero que tienen unas hamburguesas caseras recién elaboradas con cebollita en el interior que seguro que le gustaban, y eso hicimos, le pedimos una acompañada de patatas. En nuestro caso, para maridar el menú degustación y tras ojear oportunamente la carta, pedimos una botella de Carramimbre Roble, mas que nada porque es un vino que nos encanta y que guarda una relación calidad-precio absolutamente brutal. Este es un ribera del Duero muy sabroso, cargado de frutos rojos y que deja un postgusto exquisito. Sinceramente, en la carta donde coincide que está, lo pido. De todas formas y si este vino no hubiera estado, el Mora guarda un comodín importante en su carta y lo podréis apreciar en una de las fotos: Presenta un mapa de la Comunitat Valenciana donde sitúa los vinos de la tierra que se pueden elegir. Un hecho para aplaudir y que ayuda a promocionar el producto local y mas en un pueblo tan turístico como en el que ellos están. Bravo.
Nuestro festín empezó con la hamburguesa del peque y una ensalada templada con fresas y lascas de parmesano. La burguer del peque (la pude probar porque come lo justo y necesario) estaba extraordinaria. Carne de buena calidad y un sabor buenísimo. En cuanto la ensalada, resultó un plato de un tamaño notable, donde en una selección de lechugas gourmet se acompañaban lascas de queso parmesano que combinaban a su vez con fresas doradas a la sartén con mantequilla y confitura de las mismas fresas. ¡Qué rica! Un contraste dulce-salado que nos encantó.
Seguidamente llegaron a mesa unos chupa-chups de codorniz con salsa casera barbacoa con avellanas. Nuevo plato generoso (la foto tiene zoom y se ven cuatro, pero eran 6 los muslitos) y nuevo éxito en el paladar. Carne que se deslizaba delicadamente del hueso, piel tostada en el punto, bocado crocante con carne jugosa y una salsa que, efectivamente, presumía de poseer las trazas y recuerdos gustativos de la barbacoa y por otro, tenía patente el sabor de la avellana y el tueste del fruto seco. Sublime.
Los platos siguientes que nos fueron sirviendo ya entraban en modo individual y el que apareció en mesa fue un nido de pasta kataifi con crema de setas y huevo poché. Leo mucho últimamente el ‘cansancio’ que a algunos críticos y gourmets profesionales les supone seguir viendo en carta huevos a baja temperatura, pochés, confitados o como los queráis denominar, tratándolos como algo ‘demodé’. Yo, que lo único que soy es un gordo que disfruta comiendo, lo que si les puedo decir es que bajo mi humilde punto de vista, son platos que no deberían desaparecer jamás, que son (literalmente) de ‘toma pan y moja’, tremendamente eficaces y que es un placer indescriptible (como fue el caso de esta propuesta) crear una mezcolanza con las setas, la pasta del nido, romper el huevo y llevárselo todo a la boca: Una golosina para los sentidos. Melosidad, ligereza, livianos crujidos, esponjosidad… todo un mundo de sensaciones cargadas de sabor, poco mas puedo añadir.
Tras el huevo llego un crepe de gambas y bogavante con salsa ligera de tomillo: Riquísimo. Tamaño generoso (nuevamente), una salsa, efectivamente ligera (y no podría ser de otro modo ya que el tomillo se comería los sabores primarios del plato) y un crep de pasta con un grosor no excesivo y acertado y un relleno marino efectista y sabrosón. Muy rico.
A estas alturas comentar que, aunque pareciera que no, uno ya se iba llenando y afrontábamos la recta final del menú con cierto escepticismo, que por cierto, pronto fue diluido entre nuevos manjares, como por ejemplo, el que siguió denominado Ravioli de cordero en su jugo: Memorable. Un plato ejecutado y presentado a la perfección. Temperaturas optimas, la pasta ídem, un relleno ejemplar de cordero al horno deshuesado y desmigado y una salsa nacarada de la reducción de su propio jugo sensacional, una gozada de plato que resumía en su esencia y sabor, todo lo que puede dar de sí una tradicional pieza de cordero al horno.
Tras el ravioli, aparecieron en mesa dos refrescantes y necesarios sorbetes que, la verdad sea dicha, lo primero que me evocaron fue a manzana verde, pero no, error, porque al preguntar, nos comentaron que estaban elaborados con cactus y lima. Que original y que sabor mas delicioso, riquísimo.
Y llegaron los últimos platos del menú degustación en forma de pescado, para mi esposa y de carne, para servidor. Del mar pusieron una merluza con salsa de vainilla y pimienta rosa. Comentar que de este plato solo probé la salsita por aquello de la curiosidad en sus ingredientes. He de decir que estaba muy acertada y que al igual que la de tomillo, tenía un evidente sabor y gusto a vainilla pero que no era excesivo. Mi mujer comentó que el plato estaba exquisito. Por mi parte, fui obsequiado con un tiernísimo solomillo que venía con cristales de maldón y una reducción de salsa española y una tira de salsa agridulce casera. La carne extraordinaria, mantequilla y además comentar que la pedí ‘poco hecha’ y así me la sirvieron, con el punto que yo quería (parece una tontería pero esto de que te acierten el punto es casi una lotería). Buena materia prima otra vez.
Entre las cañitas, el vino, el festival y mi hijo con la lengua azul de una piruleta que le habían regalado estábamos medio desubicados cuando Vanesa nos recordó que faltaba el postre, y que si queríamos, acababan de hacer una tarta de chocolate blanco y que podíamos probarla y así la compartíamos también con la que entraba en el menú. Por mi parte, fue oír la palabra “chocolate blanco” y poner la antena a sintonizar el dial “Esa tarta ya FM”. Dicho y hecho: A la mesa llegó una porción de tarta de queso al horno con mermelada de mango (la del menú): Buenísima y distinta ya que se elabora con calor y no en nevera. Sabor poderoso a queso y la confitura de mango ejerciendo de perfecto escudero. También un cubilete con un poco de helado de violetas, buenísimo y con la capacidad de transportarte a tu infancia, sentado en el rellano de la calle con un paquete de Chimos en la mano, una cucharita con unos originales petazetas rebozados con chocolate (una idea divertidísima) y una porción de la que sin ningún tipo de complejo puedo decir que fue, sin menor lugar a dudas, el mejor postre de chocolate blanco que he probado en mi vida, así de contundente lo afirmo. Os juro por mi madre que cada cucharada de ese manjar equivalía a cerrar los ojos, flotar en una cama de plumón, sentir una cálida brisa en el rostro y dejarse invadir por el dulzor y la cremosidad de esa maravilla, nada empalagosa por cierto. De hecho, era tan poderoso el sabor a chocolate blanco que daba la sensación de que la concentración de tal materia por centímetro cuadrado desafiaba las leyes universales de la química y de la pastelería y que en semejante ambrosía habían empleado todas las reservas de América Central. No puedo describirlo de otra manera: Una auténtica gozada y la base y cúpula de galleta desmigada complementaron a la perfección.
La verdad, después de esto, solo nos cabía una manzanilla, más por prevención digestiva que por hacer sobremesa, pues este menú nos había dejado al borde del K.O. técnico. La nota de esta comida, IVA incluido, fue de 62,50€ como podéis ver en el ticket. Se puede observar que tanto el sorbete como la infusión, fueron detalle de la casa. Si os fijáis también, el precio del vino es sorprendentemente bueno. Así si que se puede salir a comer fuera de casa y como he dicho al principio de este post, creo que la relación de calidad-precio es de las mejores que recuerde. Como pregunta final me hago la reflexión sobre que hubiera costado comer o cenar de esta forma hace unos años cuando todos éramos ‘ricos’ y los restaurantes y clientes jugábamos en ‘otras ligas’.
Página facebook del Restaurante pulsando AQUÍ.
Cata de cervezas + tapas en el Bar L’Era de Bolulla
Publicado por Oskar García
Siempre que pienso en ella, en Esther Ferrer, me viene a la mente inevitablemente y de forma cíclica las estrofas de aquel temazo de Amaral que decía algo como «…me decías cabecita loca, por seguir mis sueños, por romper las olas…». Las cosas no ocurren por azar y lo que le ocurre Esther no lo es ni mucho menos. Esta guerrera líder de un ejercito de un solo miembro decidió un día que debía cambiar las cosas, que la tradición y la innovación podían ir de la mano y que en un bar de los de ‘toda la vida’ en un pueblecito apartado del mundo también se podía ser creativa, atrevida, impía y descarada… ¿Porqué no?. Y eso es básicamente lo que ha hecho Esther. Sin miedo y sin complejos ha empezado a transformar el histórico bar de sus padre en la localidad alicantina de Bolulla en algo que poco a poco va cogiendo una forma la mar de atractiva: Nuevas tapas, propuestas diferentes, jornadas especiales, Wi-Fi, menús rompedores en precio y enfoque, carta de vinos asesorada por especialistas… es decir, ha empezado a dar pasitos, seguros pero firmes, convencida absolutamente de lo que hace (y hace muy bien) y en una dirección que le deja poca maniobra para una improvisada y remota ‘marcha atrás’ que ella (y el que escribe) estamos convencidos que no va a ser necesaria.
Fruto de esta apuesta, el pasado sábado 12 de julio pudimos disfrutar de un evento muy original llamado «Cata y Maridaje de Cervezas Artesanales con tapas gourmet» en el que sentados en la agradable plaza trasera del bar, vivimos una noche fantástica donde por un precio de 20€/pax pudimos degustar de 6 cervezas + 6 tapas correspondientes. Además, cada cerveza y tapa eran acompañadas de unas precisas y completas notas de cata de la mano de Javi Velasco, el sumiller de propietario del conocido Lúpulos y Taninos de Benidorm y también la propia Esther nos comentó en que consistía cada tapa. Las cervezas que probamos fueron: Estrella de Galicia, Serra Gelada (del sumiller antes citado y hecha en Benidorm), Artesanal de Níspero (cada día la encuentro mas buena), y otras de la misma firma valenciana que elabora esta (Tyris) como la Paquita Brown, Smoky Porter o la también llamada Tyris. Todas, en su contexto, me resultaron la mar de interesantes pero en la variedad está el gusto y como anécdota os contare que acudimos al evento con unos amigos irlandeses y que al probar la Smoky Porter, que como su nombre indica, es una cerveza negra estilo Ale Porter ahumada durante su elaboración y que recuerda mucho a la Guiness, Jim, nuestro amigo irlandés, se me quedó mirando y me dijo: «¿Sabes a que sabe esto Oskar? -No. Respondí. -Sabe igual que si una noche en que te has bebido un tonel de cerveza te dejas olvidada una pinta de Guinnes encima de la barra y se te ocurre ir al mediodía siguiente y probarla» Mi cara era un poema y no pude mas que soltar una enorme carcajada. Ya sabéis, nunca intentéis vacilarle a un irlandés con una cerveza negra… no no no ;).
En la parte ‘comestible’ probamos cosas tan ricas como latita de aspencat con mojama, blinis de guacamole al punto picante, queso callosino con níspero, miniburger de atún con soja o empanada argentina L’Era style. Todas muy ricas y servidas con celeridad. Nada mas y nada menos que 80 asistentes a este evento, que si lo pensáis, es una auténtica barbaridad si pensamos en el tamaño del pueblo y su ubicación. Gente de Alicante, Campello, Benidorm, La Nucía, Callosa… es muy significativo y denota que las cosas se están haciendo muy bien. En fin, no puedo contaros mas que fue una velada la mar de agradable y que yo, que me gusta fijarme en los detalles y mientras estábamos en plena vorágine alcohólica, me percaté que una personita se acercó a una pizarra y escribió el mensaje que podéis ver en la foto. Poco mas puedo añadir, salvo devolverle las gracias a ella, a Esther, por ser como es, por pertenecer a una raza luchadora e inconformista que busca la felicidad y la mejora mediante su trabajo y constancia. Enhorabuena crack 😉
Publicado en COMER, BEBER Y AMAR, VISITE NUESTRO BAR
Etiquetas: artesana, artesanas, bar, benidorm, bolulla, cata, cerveza, cervezas, esther ferrer, l'era, restaurante, tyris