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OM Taller Gastronomic by Oscar Marcos

Espectacular cena la con la que nos hizo disfrutar el Om Gastronomic Restaurante Cocina de Autor en Alfaz del Pi. Una experiencia flipante y que quiero compartir con vosotros ya que desde el principio hasta el final solo puedo decir que fue perfecta. Llegamos al restaurante del chef Oscar Marcos y todo son atenciones: Nos sitúan en la terracita de verano que es preciosa y muy cálida y pedimos para refrescarnos una cañita rápida, un bitter y un agua con gas (vamos con el peque y tampoco queremos abusar y jugárnosla mucho por aquello del coche).

Mesita preparada en OM Taller

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Cocina & Amigos, una combinación ganadora

Cocinar para mi es, más que una obligación, un absoluto placer. Sin ser profesional de esto (ni acercarme ni de lejos), el rato que puedo pasar en la cocina haciendo preparativos no lo cambio por nada en el mundo ya que son momentos en los que estoy desvirtualizado del mundo (tanto del 1.0 como del 2.0), pongo el iPod en el soporte de altavoces, me abro una cervecita y a partir de ahí comienza la sesión.

Suelo anticipar los preparativos de las comidas/cenas todo lo que puedo. Por una parte me ayuda a adelantar mucho el trabajo, me facilita las cosas, y por otra parte, me permite estar con los invitados mas tiempo departiendo charla y viandas, aunque yo siempre les pido un poco de paciencia y que por favor, no me tengan el estar entrando y saliendo todo de la cocina en cuenta, ya que para esto de guisar soy muy particular, y por regla general no me suele gustar que nadie me interrumpa mientras cocino (manías de uno).

Esto también tiene sus contras, y es que el mismo día que tenía programada esta cena, se celebraba la comida «no oficial» de compañeros del Curso de Experto Universitario  Community Manager y no pude asistir ¡que rabia!, pero bueno, no se puede tener todo en la vida. El caso es que el pasado sábado día 4 de junio 2011 tuve invitados en casa, que son además, amigos y compañeros de fatigas en el Ayuntamiento del que he sido Concejal hasta la fecha. La cena era una excusa para reunirnos, departir, pasar un buen rato y reirnos todo lo posible, y para esta ocasión tan especial, pensé que la cena debería ser mas próxima a un concepto Gastrobar que a algo mas tradicional.

En fin, la cosa comenzó con propuestas de cucharita y vaso, y en primer lugar hice una ensaladilla tradicional con una mayonesa muy ligera, donde el matíz lo ponían una cúcula de aceituna negra del bajo aragón laminada y unas gotitas de aceite de trufa negra.

Luego continué con otra cucharita, pero esta vez de una albondiga hecha con carne magra, panceta y miga de pan, todo ello acompañado de una reducción de salsa de verduritas (zanahoria y cebolla) y que acabé coronando con un pequeño crocanti de pistachos.

Continuamos con un vasito que contenía una brocheta de corazón de alcachofa en una fina tempura, rellena de un foie de sabor no demasiado pronunciado ya que el pintxo tenía una salsita de almendras con un matiz tirando a salado, cosa que le daba al conjunto el punto de sabrosidad que requería.

Luego, una novedad en la casa: Cuchara de pollo marinado en soja japonesa «kikkoman» acompañado de una glasa de limón del terreno, de Callosa. El marinado procuré que fuera el justito para que junto con el dulzor del limón, tuvieramos en boca un contraste que yo defino como «el mejor del mundo» que no es otro que combinar el dulce y el salado.

Para desengrasar un poco, nada mejor que una lasañita de un magnífico queso tierno manchego (de La Roda) con un mango variedad avión, aceite de oliva de Sella y una vinagreta del jugo del mismo mango y vinagre de sidra.

Despues, proseguimos con un vasito donde preparé una bruinosse de verduritas (calabacin, cebolla y zanahoria), una vieira braseada, aceite manchego de cornicabra y cúpula de huevas de trucha con unas escamitas de Maldón. Los comensales comentaron que esta combinación estaba especialmente buena.

Durante parte de la cena, tuvimos en el centro de la mesa ese gran invento que ahora está tan de moda llamado pan de cristal. Es difícil de conseguir y además, como buen producto de tendencia, es banstante caro (3,5€/barra) pero la verdad, es un placer poder degustarlo con un buen chorro de aceite ecológico de prensado frio y primera extracción de arbequina y además, unas lonchas de ese tesoro nacional que es el jamón Joselito y que uno de mis amigos tuvo a bien traernos como presente, y del que dimos buena cuenta. Mi aportación al pan fue una compota de mermelada de tomate combinada con el aceite antes mencionado.

¿Porque no seguir nuevamente con algo original? Pues bien, no se me ocurrió otra cosa que poner en una vasija 4 calamarcitos que habíamos guisado en cebolla muy pochada, que luego pasamos por turmix para hacer una salsa consistente, a la que acompañamos con unos crujientes de vegetales fritos que le daban contraste, colorido y un punto de sabor: Remolacha, zanahoria y yuca.

Tras este platito, nos dirigimos directamente al «plato fuerte» de la noche. La idea inicial era hacer un solomillo con patatas y guarnición pero…. ¿porqué no ser un poco irreverente y hacerlo mas original? Pues eso traté de hacer, y el plato al final se convirtió en un Martini en dados de solomillo iberico braseado, espuma de patata, boletus y reducción de vermouth alicantino.

Despues del «invento» pasamos a la parte dulce y esta comenzó con un prepostre elaborado con un bizcocho de chocolate que había traido una de las parejas invitadas. Aprovechando el mismo para hacer pequeñas rebanaditas, las rellenamos con nísperos (ahora estan perfectos) cocinados al fondillón alicantino y fueron presentados como una pequeña brocheta.

Finalmente, llegó la eclosión con un final felíz, como no podía ser de otra forma. Una torrija de temporada sobre una sopa de chocolate blanco y yoghurt griego, con una quenelle de helado casero de turrón. Todo ello estaba regado con el «jugo» o aceite que suelta el turrón a la piedra y unas laminitas de almendritas tostadas (y saladas) como esas que ponen en los bares (por aquello que comentábamos, el contraste).

En fin pilarín, luego pasamos a los cafés, infusiones & Gintonics de los que seguramente postearé mas de una vez ya que tengo el privilegio de ser amigo de uno de los tipos mas creativos, imaginativos y autodidáctas en el mundo de la coctelería del mismo. Próximamente os hablaré de Pipo Fuster y su Pipo’s Events. Aqui os dejo una foto final, donde aparezco yo, como siempre, diciendole a los invitados que tengo la sensación de haberme quedado corto de comida. La respuesta siempre es la misma jajajaja y enseguida se ponen todos a decirme que si estoy loco o qué…. y eso es lo que pienso yo, que cada día estoy mas chiflado y enamorado del universo que hay tras la puerta de mi cocina.

Agradecimiento final a mi amigo Alfonso Berenguer por el detallazo de traerse su cámara reflex ultramegafashion (sin SD ni casi bateria por cierto) y pasarse parte de la noche haciendo fotos para que su amigo Oskar García las pudiera utilizar en este post. ¡¡Mil gracias tio!!

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