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Apple Pie o Tarta de Manzana estilo USA

Me animo a publicar esta receta tras comprobar como todo aquel  que ha probado ‘el invento’ ha hecho comentarios positivos. Como siempre, la receta que os propongo la he adaptado a mi criterio y a los ingredientes que suelo tener por casa, pero está basada en la receta clásica americana, ya sabéis, la de la típica escena en que la tía Kate deja en la repisa de la ventana una para que se enfrié mientras el pícaro hijo de los Johnson acecha entre los arbustos para poder hincarle el diente 🙂 En fin, puestos en materia,  empiezo comentándoos  los ingredientes que necesitaremos, por un lado para la masa de la tarta y por otro para el relleno :

Ingredientes para la MASA:

  • 120 g de mantequilla
  • 300 g de harina de fuerza
  • 1 cucharada de azúcar
  • 65 g de manteca de cerdo ibérico
  • 1 cucharada de esencia de vainilla
  • 1 cucharadita de sal
  • 3 cucharadas de agua
Iniciamos la receta elaborando la masa ya que tras hacerla y mientras preparamos el relleno, esta reposará un ratito, cosa que le viene fenomenal al resultado final.  Ponemos en un bol  la harina, el azúcar, la esencia de vainilla, la sal, la mantequilla en daditos, la manteca en ídem (que previamente hemos dejado un rato a temperatura ambiente), el agua,  y se inicia la  mezcla de todo (importantísimo, hay que hacerlo A MANO) hasta que se convierta en una masa consistente que no deja restos pegados al bol. Hacemos una bola, tapamos con film y la dejamos reposar en la despensa o en un sitio a temperatura ambiente, si es posible donde no haga demasiado calor.
Ingredientes para el RELLENO:
  • 900 g de manzanas Golden (amarillas) o unas 4 piezas grandes.
  • 110 g de azúcar
  • 1 cucharada de extracto de vainilla
  • 1/2 de limón
  • 3 cucharadas de harina de fuerza
  • 1 cucharada de canela en polvo
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada rallada
  • 1 cucharada de jengibre fresco rallado
Como veis, yo directamente ya me he pasado el primer ingrediente por el forro y he utilizado unas hermosísimas manzanas Granny-Smith para la misma. ¿Porqué? Básicamente por 3 motivos: Primero porque son las que tenía en casa, segundo porque me la había comprado mi madre con todo el amor del mundo 🙂 y tercero, porque me apetecía cambiar un poco la receta de siempre y aportarle un puntito ácido al relleno dado que esta es una de las características mas destacables de esta variedad de manzana. Pelamos y cortamos las manzanas en finos gajos y los vamos incorporando a un bol, añadiendo por cada manzana troceada  un chorro de zumo que hemos obtenido con el medio limón, esto se hace para evitar que se oxiden. Por otra parte y en un tazón, ponemos y mezclamos el resto de ingredientes: Harina, azúcar, jengibre, vainilla, canela y nuez moscada. El resultado debería de ser mas o menos esto:
Bien, nos queda incorporar la mezcla del tazón al bol con las manzanas y remover cuidadosamente para, por un lado, no romper los gajos de manzana y por otro, conseguir que la mezcla quede perfectamente repartida por todo el bol. Notaréis como las manzanas comienzan a ‘sudar’ y como se empieza a general líquido en el bol: Es una buenísima señal de que lo estamos haciendo bien (por cierto, las Granny-Smith sueltan un poquito mas de agua que el resto de manzanas, si esto os preocupa, se soluciona añadiendo a la mezcla una cucharada adicional de harina). Tapamos el bol y lo dejamos reposar un ratito para que el relleno vaya fraguándose.
Ahora toca el momento de la masa (no confundir con Hulk): Ponemos un poquito de harina en el banco donde vayamos a amasar y también, frotamos con ella el rodillo de amasar. Dividimos la masa en 4 partes (2 de ellas un poquito mas grandes) si queremos hacer un par de tartas de tamaño medio (ha sido mi caso)  o directamente en 2 trozos (1 un poquito mas grande) si lo que vamos a utilizar es el clásico molde desmontable que todos tenemos en casa y que si no recuerdo mal, es de 26-28cm. Nos ponemos a amasar con cuidadito de no quebrarla y asegurándonos de que el banco tiene suficiente harina que evite que se pegue a la encimera ya que a la hora de despegarla se nos rajará y tendremos que volver a empezar.
También es importante tener en cuenta que antes de empezar a amasar hay que untar los moldes con manteca o mantequilla para que el desmoldado sea perfecto. Una vez tenemos amasado el trozo grande que  utilizaremos de base, lo colocamos con cuidado, tapando con masa rebosante/sobrante los posibles ‘agujeros’ que puedan hacerse o zonas donde no ha llegado la masa y procedemos a incorporarle el relleno.
Nos resta amasar el resto de masa que nos servirá de ‘tapa’ y a la que para finalizar, le haremos con un cuchillo una incisión en forma de cruz que abriremos con cuidado para formar una ‘chimenea’ y después espolvorearemos con  un poquito de azúcar. Hay quien unta un poquito de huevo batido por encima, esto es opcional y si gustáis pues adelante. La ventaja de esto como veréis mas adelante es que la tarta al meterse en el horno irá obscureciendose a medida que esté hecha, de la otra forma, la pasta se queda mas o menos igual.

Tema horno: 30 minutos en posición calor bajo + aire a 185º y 10 minutos adicionales en la posición calor superior e inferior a 175º. Yo también lo que acostumbro a hacer es abrir el horno un par de veces y ver como está. Esto os puede llevar un poco a engaño las primeras veces ya que si no untáis la parte superior con huevo batido, esta no se pondrá oscura con lo que la sensación será que aún le falta tiempo pero suele ser al contrario. Una vez ha pasado el tiempo marcado, se puede apagar el horno y dejarla un poquito mas con el calor residual y con eso será mas que suficiente.

En fin, este que veis es el resultado final. Normalmente no suele ‘rebosar’ por los lados pero creo que esto se debió al tipo de manzana que utilicé y que genera más cantidad de agua. Que nadie se asuste por este hecho y por si al sacar ‘la joya’ del horno la ve muy líquida. Simplemente hay que dejarla enfriar un ratito (si lo hacéis en la ventana todos los gatos del mundo acudirán cual flautista de Hamelin) y el relleno cuajará. Este es el aspecto que queda tras desmoldar y cortar, cortar, cortar y dejar la última porción…

Para finalizar comentaros algunos trucos adicionales:

  • Esta tarta está mucho mas rica cuanto mas tiempo esperamos para comérnosla. Es decir, que si podemos tenerla un par de días en la despensa mucho mejor. El problema es que es muuuuuuy difícil aguantarse 😛
  • No necesita nevera.
  • Para tomarla perfecta le daremos un golpe de unos 20 seg de microondas. Simplemente templarla.
  • Para redondear su sabor, acompañarla de una salsa blanca fruto de mezclar: Nata 22%MG, leche, un poco de azúcar y un poquito de esencia de vainilla que igualmente templaremos en el microondas.
  • Si queremos rizar el rizo y que los invitados que la prueben nos adoren de por vida como los nuevos dioses de la cocina, además de lo anterior le debemos añadir una bola de helado de vainilla de la mejor calidad que encontremos. (solo vainilla, sin combinaciones tipo macadamia, cookies ni chocolate).
  • La tarta, la crema y el helado en un plato es una experiencia única que recuerda mucho a las Tatin que sirven en Europa central (este dato tan erudito y que queda tan interesante me lo han contado porque yo lo mas lejos que he viajado ha sido a Marina d’Or – Ciudad de vacaciones ¿dígame? )  🙂
  • Solo me resta desearos muy buen provecho y que sorprendáis a vuestra pareja, amigos e invitados… ¡Os pedirán que la repitáis seguro!

Cocer y Cantar: Cookies de chocolate y almendra

Abrumado ante las cientos, miles, millones diría yo, de peticiones que he recibido para que publique como hago las cookies de chocolate, por fin me he decidido a plasmarlo en un post aprovechando la última hornada recién salida de la factoría. Bueno, hablando ya en serio os diré que es una receta muy sencilla y sobre todo, muy agradecida. Primero porque si tenéis críos por casa, se lo pasarán bomba ayudando a hacerlas, y segundo, porque en el momento que se empiezan a hornear, la cocina se convierte en un improvisado ambientador que te perfuma toda la casa a vainilla y mantequilla, y esto para los que padecemos el mal del «hambre perpetúa» pues como que nos alegra el día :-). En fin, puestos en materia, comentaros que los ingredientes son prácticamente los mismos que se utilizan para hacer la masa del helado de vainilla con cookies y los pongo a continuación:

Ingredientes para las galletas:

  • 125 g de mantequilla
  • 180 g de harina de fuerza
  • 100 g de azúcar glas
  • 75 g de almendras tostadas y saladitas (como las de los bares)
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 80 g de cubitos de chocolate negro con almendras

Ingredientes para las cookies

La cosa es bien sencilla: Picamos las almendras para convertirlas en trocitos. Seguidamente,  me tocó también pasar por la picadora el ázucar ya que no tenía del tipo «glas», y para que en la pasta quede los más integrada posible, esto es una solución intermedia que nos puede servir perfectamente. A continuación ponemos en un bol  la harina, el azúcar, la esencia de vainilla, la sal y la mantequilla en daditos y que previamente hemos dejado un rato a temperatura ambiente para facilitar lo que viene de seguido, que es la mezcla de todo hasta que se convierta en una masa consistente que no deja restos pegados al bol. Calma con ella. Remangaos los dos brazos y con ambas manos trabajadla que al final termina ligando (ella, yo ya no ligo 😛 )

Masa de las galletas ya trabajada y lista para volver a mezclar

En ese momento, yo aprovecho para incorporarle los cubitos de chocolate y la almendra picada. En cuanto al chocolate, lo bueno de los  “cubitos”  que estoy usando es que aparte de tener también almendra incorporada, no funden en el horno, con lo que el aspecto de la cookie es el que debe ser y no una extraña mezcolanza. También se que hay quien le gustan más con nueces, pero yo soy más de almendras, pero como siempre digo, para gustos colores y las recetas son absolutamente libres de manipular, re-adaptar y acoplar a lo que sea. La masa de galletas es muy muy fácil de hacer pero hay que tener un poquito de paciencia en el amasado y posterior mezcla. Una vez los «tropezones»  se han incorporado correctamente, ponemos la masa en un platito, cubrimos con film y reservamos un par de horas en la nevera en la parte mas fría… ¿Por qué? Pues porque a la hora de introducir en el horno, nos interesa que la galleta este lo más compacta posible pues ayudará a que mantenga su forma final.
Bueno, una vez tenemos la masa fresquita, preparamos 2 bandejas de horno y vamos incorporando las cookies. Con la cantidad de ingredientes, salen aproximadamente 24 galletas. La cosa va tal que así: Cortamos una pequeña porción, con la mano, le damos forma de bolita como si fuera una albóndiga y la ponemos en la bandeja del horno aplastándola para darle la forma característica de las galletas pero ¡ Importante! Solo 12 por bandeja ya que en el horno, la masa se expande bastante y hay que dejarle espacio a cada una para que se hagan correctamente. Después de poner la masa y darle forma, la terminamos de cubrir con un poco de almendra y cubitos de chocolate que presionaremos ligeramente encima de cada galleta. El resultado pre-horno debería ser algo así:

Bandejas preparadas para entrar en el horno

Y ahora es cuando viene lo mejor 😛 Para estas cantidades y proporciones, el horno debe de estar a 180º en posición «aire», sin calor superior ni inferior. Esto lo hago para que se reparta de la forma más uniforme posible y el tiempo, muy importante también, no debería superar nunca los 20 minutos. En mi caso, las tuve 18 minutos + 2 más con el horno apagado. Están muy buenas, pero he estado pensando que hubieran quedado menos tostaditas e igual de ricas si hubiera utilizado la combinación 14 minutos de horno + 2 de horno apagado.  Este es el resultado:

…bueno, y después del trabajo dicen que llega la recompensa 🙂

En fin muchachada, entre la familia y los compis de la oficina lo que se ve en la foto prácticamente ha desaparecido. Siempre termino comentando cosas que una vez hecha la receta cambiaría, y en este caso, a parte del tiempo de horno, también cambiaría la cantidad de mantequilla, reduciéndola unos 25 gr, en la lista de ingredientes ya está corregida pero yo utilicé unos 155 gr y no me acaba de convencer, aunque a la legión de golosos (yo el primero) este detalle como que les da un poco igual y todo va»a la saca» igualmente jejeje 🙂 .

Cocer y cantar: Helado de vainilla, cookies, dos chocolates y almendra

Andaba yo pensando (rarísimo en mí) que este verano todavía no le había dado «trabajo» a la fantástica y baratísima heladera del Aldi que me regaló mi mujer el año pasado, por lo que ni corto ni perezoso me puse manos a la obra y pensando pensando que podía hacer, recordé que uno de los helados que mas éxito tienen siempre en mi «Summer Top Icream» es el clásico de de vainilla con cookies y trocitos de choco. Dejándome llevar pues por la emoción de reto y estando asesorado para la misión por los maravillosos consejos y pasos a seguir que pude obtener del blog gastronómico El Monstruo de las Galletas (que en cookies pues es claramente un referente) me lancé a la misión, si bien y como a mí me gusta, decidí saltarme un poco las reglas y hacer el helado «a mi manera» o de la forma que yo entendía que debía de hacerse.

Comenzamos: Por un lado haremos la pasta de las galletas y por otro lado el helado. Para la masa de galletas he elegido una muy sencilla, unas galletas de mantequilla y ya está y para el helado como he comentado, utilizaré mi heladera para hacerlo ya que siempre quedará mejor. Si no tenéis, pues según vaya congelándose el helado en la nevera sacar e ir moviendo hasta que se haya congelado por completo para evitar en todo lo posible las cristalizaciones.

Ingredientes para las galletas y tropezones:

  • 150 g de mantequilla
  • 200 g de harina de fuerza
  • 100 g de azúcar glas
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 80 g de pepitas de chocolate negro con almendras
  • 50 g de pepitas de chocolate blanco

Ingredientes para la masa y los "tropezones"

Al final yo me decanté por unos «cuadraditos» de almendra cubiertos de chocolate negro Valor que seguro que aportaban un contraste interesante de «amargor» al helado y además, me complementaban el mismo con las almendras. La masa de galletas es muy fácil de hacer pero hay que tener un poquito de paciencia. Tendremos la mantequilla un ratito a temperatura ambiente y la trabajaremos con una mano mezclando el resto de ingredientes hasta que quede algo parecido a esto:

Masa de galletas que así crudita esta ¡buenísima!

Después cogemos porciones y hacemos canutillos como los que hacíamos de pequeños con la plastilina ( y que otros de mayores hacen líandose unos…. en fin, dejémoslo estar jeje) . Los envolveremos en plástico film y los dejamos un buen rato en la nevera para que se endurezca la masa, en la parte mas fría de la misma a poder ser. Una vez duritos, los troceamos en pequeños trocitos y los reservamos en frío de nuevo.

Canutillos de pasta de galleta que debemos de cortar en pequeños trocitos

Continuaremos con el helado. El que hice tiene como base una crema inglesa. De las diferentes formas que existen creo que esta es una de las menos complicadas para hacerlo y menos perdida de color (que proporcionan las yemas) tendrá, y en este caso tratándose de vainilla nos interesa que tenga un color cuanto mas intenso mejor.

Ingredientes para el helado de vainilla:

  • 250 ml de leche entera (importante porque yo utilicé Desnatada que era la única que tenía y los helados necesitan de cuanta más materia grasa mejor)
  • 150 g de azúcar invertido (jejeje ya estáis pensando en la broma que os conozco pájar@s)
  • 250 ml de nata (35% m.g recomendable, aquí también me volví a quedar corto porque la que tenía solo era 18%)
  • 6 yemas de huevo (si son pequeñas, o 4 si son grandes)
  • 3 cucharadas soperas de esencia de vainilla (o una vaina si tenéis, que sería lo perfecto)
  • Además, luego se el añaden los trocitos de masa de galletas y las pepitas de los chocolates.

Ingredientes para el helado

A ver, tema azúcar invertido: Si no tenéis azúcar de este tipo o no os apetece prepararlo, utilizáis la misma cantidad del normal, no pasa nada, pero es que el azúcar invertido es muy utilizado en la heladería por su poder anticongelante, es decir, evita la recristalización, como la glucosa o la dextrosa, proporcionando al helado una textura maleable, suave y cremosa. Pero, ¿qué es el azúcar invertido?, es el líquido o jarabe resultante del proceso de inversión del azúcar mediante la acción ácida o enzimática, o sea, con una solución de agua, azúcar y ácido cítrico se separan los dos componentes del azúcar, la fructosa y la glucosa. El azúcar invertido se puede comprar hecho, pero también podemos hacerlo en casa como yo hice, para ello necesitaremos:

Ingredientes para hacer azúcar invertido:

  • 400 g  de azúcar
  • 150 ml de agua
  • 7 g de zumo de limón (medio limón pequeñito exprimido)
  • 4 g de bicarbonato sódico (el de toda la vida)

Resultado tras la elaboración del azúcar invertido, queda un jarabe.

Para hacer el azúcar invertido debemos mezclar el zumo de limón con el agua y luego incorporarlo al azúcar, mezclamos y llevamos al fuego. Cuando empiece a hervir retiramos del fuego y dejamos enfriar un ratito, entonces añadimos el bicarbonato sódico, que hace que se equilibre el pH y mezclamos bien. El jarabe resultante se pondrá blanquecino, pero su color definitivo es ambarino pálido cuando se enfríe. Como digo, no es imprescindible hacer este paso, pero viene muy bien para que los helados no se queden con textura «de cristal» y si te sobra jarabe, pues no pasa nada, a la nevera y a por la próxima receta. Por cierto, el poder endulzante de este sirope es superior al de el azúcar normal, tened esto en cuenta.

Empecé mezclando la leche con el azúcar invertido y llevé a fuego, removiendo constantemente para que el azúcar se mezclara perfectamente. Por otro lado, preparé  las yemas y las mezclé con la nata, a la que previamente le había incorporado la esencia de vainilla. La mezcla de yemas+natas fue incorporada a la leche+azúcar y volvió al fuego sin parar de remover, despacio, pero sin parar. En un ratito empieza a espesar un poco y lo retiro de la placa de inducción, para ponerlo a enfriar. Podemos enfriar rápidamente metiendo el bol en otro con hielo o bien lo dejamos en la nevera removiendo poco a poco, aunque a la nevera, las cosas templadas o calientes, cuantas menos mejor. Al final, la textura y aspecto de la crema inglesa que buscamos es algo parecido a esto:

Crema inglesa de vainilla que servirá de base para el helado

Y llegó el momento de mezclar todo este maremágnum de ingredientes y hacer el helado  propiamente dicho. Montada la heladera fui incorporando los distintos componentes, empezando por la crema de vainilla. Normalmente tarda unos 10 o 15 minutos en hacerse el helado, por lo que cuando ví que la cosa empezaba a espesar le añadí en primer lugar la masa de galletas cortada en trocitos y todas las pepitas de chocolate.

Heladera empezando a cumplir con su cometido

Heladera empezando a cumplir con su cometido

Topping de chocolates para incorporar al helado

Pues nada, cuando vemos que la mezcolanza ha llegado a buen puerto y que la consistencia del helado empieza a tener ese aspecto denso deseable, hemos terminado de hacer nuestro helado y debería tener un aspecto así mas o menos:

Textura del heladito ¡rico rico!

Tarrina lista para consumir o meter en el congelador

Bueno, y hasta aquí llego la experiencia del heladito, solo restó sacarlo de la heladera y ponerlo en un recipiente hermético y al congelador (si es que sois capaces de aguantaros). Os puedo comentar que está bastante bueno y como siempre y con ánimo de mejora, comentaros varios aspectos que he detectado importantes:

  1. La leche debe ser entera (y no semi o desnatada)
  2. La nata cuanta mas materia grasa tenga, mejor (de 35% hacia arriba)

¿Porqué digo esto? Pues porque este helado necesita de todos los elementos grasos que le podamos aportar, ya que eso va a conseguir multiplicar exponencialmente su cremosidad, y en el paladar eso es de agradecer ya que incorporando el azúcar invertido ya conseguimos que no tenga una textura cristalina y lo de la materia grasa sería como ponerle la guinda al pastel. En fin, fácil, divertido y si tenéis crios seguro que se lo pasan de cine haciendo este tipo de experimentos en la cocina con vosotros. Yo, al ser un niño grande (y gordo) ya lo llevo todo de serie 🙂