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VILLA KANELA en Albufereta (Alicante)

Descubrir Villa Kanela tras una fructífera jornada profesional junto a mi socia fightermonkerwinner, sabiendo además que me esperaba para cenar mi mas queridísima amiga alicantina es sencillamente único. Lo es tanto por el espectaculo gastronómico que pudimos vivir juntos, como por la compañía, que en este caso fue idílica. Sinceramente, no se me ocurre mejor manera de tener una primera toma de contacto con este coqueto sitio de la Albufereta 😉

Coincidió además que la carta estaba recién actualizada, con lo que sin saberlo, pudimos degustar muchas de las novedades de la temporada y nuevas propuestas sentados en la plácida y estival terraza con la que cuenta este establecimiento. Hablando de contar, también cuenta con un pequeño parking privado que viene fenomenal dada su ubicación. El restaurante es encantador. Por dentro está decorado con mucho detalle y pensando en la alegría visual del comensal. El exterior es la mar de tentador y te invita no solo a comer o a cenar, sino también a hacer una buena sobremesa acompañada de coctelería, que es una de las especialidades de la casa. Este aspecto lo pude constatar en el mojito que pidió mi acompañante, que aunque no probé, de presencia era magnífico. Yo me decanté por una cervecita bien fría de la que dí buena cuenta rápido. Y agua, litros y litros de agua pues el día había tenido tremendas temperaturas e intenso calor.

Cena | Platos degustados

Antes de abordar las propuestas disfrutadas, destacar la atención, dulzura y amabilidad de todo el personal de sala. Da gusto cenar y sentirse tan bien atendido. No se le suele conceder la importancia que merece la atención final al comensal y, por desgracia, mucha gente la suele identificar como una mera ‘entrega de plato’ a mesa. Esto es un error y cuando encuentras una sonrisa y cuidado por el detalle, hay que mencionarlo y también alabarlo. Detalle como el que tuvo el jefe de cocina, que finalizando el servicio salió a mesa a interesarse que tal resultado estaban dando los platos y ya os anticipo que la respuesta fue: Excelente 🙂

  • Bienvenida de la casa: Un vasito de gazpacho fresco y sabroso. Es lo que mas agradece el cuerpo en el tiempo en el que estamos y una manera muy acertada de decir ‘hola’ y abrir el apetito.
  • Marinera: Sabor mas que rico y una textura a caballo entre el puré y los trocitos que nos contentó a los dos comensales. La rosquilla buena y la anchoa, también.
  • Bravas 2.0: Excepcionales. Realmente ricas, originales y un ‘must’ que debéis de pedir si o sí. Son patatas de río al estilo ‘arrugás’ que van rellenas de una salsa casera dulce-picante. No es un picante excesivo pero si se percibe, así que si os mola como es mi caso, no solo lo vais a disfrutar sino que además lo vais a poder incrementar porque acompaña a las patatas una mayonesa de chipotle que podéis añadir a la cúpula de rúcula crujiente (genial combinación) y darle un puntazo picante realmente interesante. Yo lo hice y me pareció absolutamente adictivo.
  • Lecho Marino: Espectacular. Otro plato de obligado cumplimiento junto a las bravas. Una pizarra que llega a la mesa con un marmolado de gamba austral sobre la que reposan verduritas cortadas en micro mirepoix, mejillones cocidos, vieiras a la plancha y ‘palomitas’ de calamar, todo ello esta bañado en una acertadísima vinagreta de frutas que hace que todos los elementos en boca resulten una fiesta en una piña debajo del mar. Delicado, fresco, aterciopelado, sutil… muchos adjetivos para un plato original y super apetecible. 
  • Huevos Rotos: Fácil y resultón. Patata gallega, huevo de corral y un buen jamón ibérico. La mezcla es de las que nunca te falla. El punto extra lo añadieron unos ricos pimientos del padrón. 
  • Presa ibérica: Al aroma del romero, viene trinchada y presentada sobre una cama de patatas gallegas, pimientos del padrón y tomatito cherry en rama y pelado (original). Riquísima. La carne tenía el punto perfecto y su calidad era sobresaliente. Jugosidad, finura en boca y el tostadito que circunda cada pieza la hicieron irresistible. Destacar un par de detalles: Por un lado, el romero, que hay que medirlo muy bien porque es bastante invasivo, estaba perfectamente equilibrado. Se notaba pero no molestaba y yo para eso soy muy tikismikis. Por otra parte, fallamos al no especificar claramente que los platos eran para compartir. Lo comento porque el plato de huevos ya llevaba patata y pimientos del padrón y acabábamos de comerlos. Si lo hubiéramos advertido, seguramente la guarnición hubiera sido distinta para no reiterar consecutivamente en un elemento como las patatas (que estaban perfectas y nada aceitosas).
  • Torrija: Este postre fue gula pura. No puedo definir de otra manera que pidas postre cuando ya no te cabe ni oxigeno. Es claramente para compartir porque la porción es muy generosa. A las propiedades típicas de las torrijas como la melosidad, infusión y dulzura hay que añadirle que tenía sorpresas escondidas que no os pienso revelar pero que os harán salivar en extremo. Por si le faltaba algo, iba acompañada por un helado de cacao riquísimo.

Merece muchísimo la pena. De verdad. Este verano y mientras dure el buen tiempo no debéis de dejar de visitar su terraza. Los precios en carta son muy sensatos y equilibrados porque la relación-calidad que se recibe es magnífica. Os sorprenderá gratamente y repetiréis 🙂

Villa Kanela

Rotonda de Albufereta (Alicante) | T. +34 693 488 911

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Smartphone: ADMH o Arma de Destrucción Masiva Hostelera | ElSumiller.com Octubre 2014

Sumiller OCT

Son algo cotidiano, de nuestro día a día, no podemos despegarnos de ellos, nos acaparan la atención,  las manos, nos distraen y lo que es peor, condicionan nuestro tiempo in extremis, hasta la extenuación.  Se llaman Smartphones (o terminales móviles de última generación) y cada vez tengo más claro que el futuro de nuestro entorno digital pasa por los dispositivos móviles y que es algo contra lo que no podemos luchar, mas bien debemos adaptar nuestras capacidades y actitudes para convivir con ellos, pues de lo contrario, nuestro día a día se puede convertir en algo infernal, adictivo e incompatible.

Si a nivel personal convivir con un smarphone se convierte en un verdadero reto, en lo concerniente a la vertiente hostelera, la cosa se puede desmadrar hasta extremos insospechados y lo que iba en teoría iba a ser una cena con tu pareja o amigos se pasa a convertir en todo un reto periodístico que cual corresponsal en El Cairo, debes de cubrir sí o sí. No hablo por hablar, es una primera persona difusa la que utilizo (la mía) por que es lo que me pasa constantemente (y no solo a mí). Entras al Restaurante de turno, te acomodas en la mesa y a partir de ahí empieza el festival Polaroid: Le haces fotos a la carta, le haces fotos al plato, a las servilletas, al ticket, al camarero, al vino, al refresco, al toilet,…Pero vamos a ver, ¿esto es normal? Buffff, pues cotidiano sí, pero  sinceramente, últimamente me estoy planteando que de normal esto ya no tiene nada.

Lo peor es que no somos (o no queremos ser) plenamente conscientes del daño que podemos llegar a generar, y lo digo tal y como lo siento. Subir un comentario positivo a internet no hace ningún mal, al contrario, genera visitas, buenas sensaciones y una mejora de reputación online, pero una publicación negativa, puede ser mortal de necesidad, y lo puede ser por varias y poderosas razones: Una de ellas es que desde nuestra ‘objetividad subjetiva’ no estemos escribiendo con la cabeza fría y los argumentos bien estructurados. Y no, no se trata de no decir que a uno le han tratado mejor o peor, no no. Se trata de hacerlo con coherencia, respeto y contenido, tal y como nos gustaría a nosotros recibir una crítica por parte de otra persona. Otra de las cosas que ocurren es que normalmente no nos ponemos nunca en el lugar de la otra parte, en este caso, la del hostelero, y es un sano ejercicio que ahorraría a todas las partes más de un disgusto.

Recordad amigos el título de este artículo y que tener un teléfono en la mano puede generar daño innecesario a personas que se están ganando la vida tan honrada y dignamente como cualquiera de nosotros. Una noticia positiva viraliza x 3, una negativa lo hace x 9. Apostemos por la sensatez, el entendimiento y aprovechemos nuestras visitas a los establecimientos hosteleros para gozar y disfrutar, que de eso se trata ¿o no?. Nos leemos en noviembre 😉

Para leer el artículo en su formato original pulsar AQUÍ  😉

ADMH

Restaurante DAIKICHI en Alicante

Después de nuestra reciente experiencia en el Daikichi hubo una cosa que Alfonso, José Luis y a mí nos quedó clara: Si hubiéramos nacido en Japón seríamos luchadores de sumo. ¿Por qué? Pues básicamente porque el festival de arroz y viandas típicas que nos pegamos fue de antología, de órdago, de cerezo en flor o de vaya ud. a saber… parecía “la fi del món” o que no fuera a haber un mañana. Allí celebramos la fiesta del loto, del crisantemo y hasta del clavel rojo chillón, madre del señor… ¡Que barbaridad! 😉 Una cosa es ir con hambre y otra lo que nos pasó a nosotros que sin hablarlo, nos pusimos de acuerdo para no almorzar y pegarnos un homenaje en este excelente y auténtico establecimiento de gastronomía japonesa que además, destierra absolutamente el manido postureo de otros establecimientos para centrarse en ofrecer platos y gastronomía auténticamente japonesa, que te podrá gustar mas o menos, pero que es real y cotidiana del país nipón.

En fin, con este panorama alentador y deseando probar todas esas maravillas que habíamos leído en los comentarios del grupo “Comer y Beber en Alicante”, allí que Nobita,  Takeshi y Doraemon nos fuimos y nos dispusimos a gozarlo cosa bárbara, y vaya si lo hicimos. Cuando uno entra en Daikichi lo primero que siente es un ambiente muy familiar y encuentra un localito pequeño, muy acogedor y con el aspecto de una taberna japonesa, lo cual es muy de agradecer por lo original del concepto.

Daikichi, cerveza, sunomono y hiyashi chuka

Llegué el primero y mientras mis compis asomaban, pude saludar a Meng Qi, el responsable de la sala y grandísimo anfitrión al que yo tenía también muchas ganas de conocer. Un tipo encantador, auténtico, al igual que su esposa  Mizuki, que además es cocinera allí.  Me acomodaron en una mesita para 4 con bancos y sillas y para hacer la espera más amena,  me fue servida una Asahi, una interesante cerveza japonesa y un bol cerámico de sunomono y que contenía encurtidos a la vinagreta, en este caso algún tipo de alga (no pregunté cual) y pepino muy finito. Rico. Al llegar finalmente a la mesa mis compañeros, pedimos más cervezas, en este caso también Kirin Ichiban, mas suave que la Asahi, y ojeamos la carta de mediodía, que según nos contó Meng, difiere de la de la noche porque cada una incluye lo que él denomina “un producto estrella”. La de la noche incluye sushi y la de mediodía, las afamadas takoyaki que son unas bolas del tamaño de una pelota de pingpong  hechas de harina de trigo, huevo, jengibre, algas  y trozos de pulpo. Además, se hacen a la plancha y no fritas, lo que para mí es un valor añadido. Teníamos muchas ganas de probarlas y pedimos toda la variedad que había en la carta. También y fuera de carta, vimos que teníamos la posibilidad de probar un plato de verano típico de Japón al estilo de una ensalada y allá que lo pedimos también.  Otro de los platos mas reconocidos de la carta son los donburi (que significa cuenco) que están rellenos de arroz y que encima contienen distintos tipos de ingredientes como carne, pescado, marisco, vegetales en distintas salsas.  Al igual que con los takoyaki, pedimos varios donburi y viendo la cara de circunstancias que Meng ponía repasando las cantidades pedidas, decidimos parar no fuera a ser que, incluso nosotros, maldecidos con el don de la eterna digestión , nos estuviéramos pasando. 😛

Takoyaki daikichi de sousu mayo, ponzu mayo, chili mayo, shio rayu

Lo primero que llego a la mesa fue el hiyashi chuka, que sería lo que nosotros llamaríamos una ensalada de verano fresquita. Consistía en un mix de fideos,  jamón de york, tomate, pimiento, brotes de soja y alguna verdura más, todo ello frío y regado con una deliciosa salsa con sabor a sésamo. Muy rico la verdad. Mientras dábamos cuenta de este plato, empezaron a desfilar por las mesa los platos de takoyaki. Hablo en nombre de mis compañeros si digo que son absolutamente deliciosos, nos encantaron. Las 7 bolitas que contiene cada plato, independientemente de la salsa que incluyan, tienen una cosa en común: No son nada aceitosas y sí absolutamente cremosas. No te lo esperas. Quizás porque crees que van a ser mas estilo buñuelos seguramente, que es lo que nos pasaba a nosotros. El sabor es excelente, nada fuerte y se aprecian perfectamente los trozos de pulpo. Los 4 platos que pedimos fueron Suosu Mayo (la salsa tradicional con mayonesa y copos de bonito, para mí, el mas rico de todos), el Ponzu Mayo (con salsa ponzu y mayonesa, muy bueno también por el puntito ácido que tiene esta salsa ya que suele contener lima y vinagre), el chili mayo (con mayonesa, lechuga y salsa dulce-picante al estilo de las que se utiliza para las bitterballen holandesas o el shawarma. No demasiado picantes) y por último estilo shio rayu (que incluía en su elaboración aceite picante y salsa mas picante aún), pero para ninguno de los comensales, el grado de picante llegó a ser un problema. Meng adicionalmente nos comentó que este tipo de takoyaki ahora mismo hay solo 2 sitios que lo hacen en España (y el otro está en Sitges) y ya empieza a tener clientes que van solo y exclusivamente al Daikichi a probarlo, que por cierto, se hace bajo receta casera e indicaciones a imagen y semejanza de un bar en el centro de Osaka especializado solo en ello.

Donburi Daikichi de katsudon, gyudon y oyakodon

Sin cortar el flujo de Asahi y Kirin, entraron en escena los donburi. El primero que llegó fue el oyakodon, que era de pollo y de huevo. Destacar la buena cantidad de comida de cada cuenco y en este caso, la calidad tanto del pollo como del sabor del conjunto ligado con la salsa. El arroz estaba en un excelente punto y le notamos un gustito muy agradable a pollo de corral, pollo de calidad. Luego llegó el katsudon, que es cerdo empanado. Ídem sensaciones que el pollo y una salsita muy agradable. Carne muy tierna y el rebozado muy ligero. Por último, llegó a mesa el cuenco llamado gyudon, que era de ternera con jengibre encurtido. Este cuenco nos despertó sensaciones contradictorias ya que por un lado, encontramos excelente tanto la salsa como el poder encontrar trocitos de jengibre encurtido (a José Luis y a mí nos encanta) mezclados con el arroz. Lo que para nosotros baja el listón de este donburi respecto a los otros es que la ternera, tal y como apuntó Alfonso, está hecha al vapor y se queda, bajo nuestro parecer, excesivamente seca, y como está cortada de forma lonchada y finita, pues aún se nota más seca. El sabor al igual que el resto, impecable.

Dorayaki Daikichi, yukimi daifuku, mochi, anko

Sinceramente y como he comentado al principio, estábamos hasta arriba, hasta el infinito y mas allá, y gracias a que Meng tiene mas cabeza que nosotros porque aún le habíamos pedido un cuarto cuenco con pollo crujiente marinado y le ordenó a la cocina que no lo sacara, menos mal. Claro, aún nos quedaba sitio para el postre y estando Doraemon y sus amigos en el Daikichi… ¿Cómo no iban a pedir dorayaki? Si veis este manga animado, son los famosos pastelitos que se come el gato cósmico a todas horas y es un tipo de pastel dulce japonés que consiste en dos bizcochos de forma redonda, denominados kasutera, y que están rellenos de anko, que es una especie puré dulce de judías rojas y chocolate. ¡Riquísimo! Al principio y con el primer bocado la sensación es un poco desconcertante, pero a medida que vas comiendo te gustan mas y mas. He podido ver en la fanpage del Daikichi en Facebook que los hacen caseros todas las mañanas, con lo cual aún me supieron mejor. Junto al dorayaki (que partimos en 3) también tomamos 3 yukimi daifuku, que son 3 bolitas (la cosa iba de bolitas) de helado de vainilla muy suave envueltas en una fina capa de mochi (pasta de arroz glutinoso). Vamos, una cubierta gomosa de arroz que mantiene el helado dentro a temperatura. Al igual que el otro postre, el primer bocado es curioso pero también te lo comes muy a gusto.  En fin, compartiendo con Meng una agradable sobremesa y brindando con mini-sake a los que fuimos obsequiados, llegamos al final de esta fantástica comida que todos los comensales participantes valoramos muy positivamente y que estamos deseando repetir, tanto en su versión de mediodía como en la nocturna que nos gustaría conocer. El total de la cuenta fue de 107,10€, lo que dio un coste por comensal de 34,70€. Kampai!

Alfonso, Meng, José Luis, Mizuki y Oskar

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