La Seu de Dénia o de como los detalles y los gestos importan
Publicado por Oskar García
Dénia estaba preciosa. Magnífica. Calurosa pero intensa. Tranquila pero con un sublime bullicio de fondo. Eran fiestas, no lo sabíamos. Fue en esta sugerente localidad alicantina y mediterránea un domingo de julio que aparecimos en formato familiar mis suegros, mis cuñados, sobrino, mujer e hijo para pasar un día diferente, de celebración y disfrute. ¿Nuestro destino? La calle Loreto y uno de sus templos gastronómicos mas reconocibles: La Seu. Mis suegros querían invitarnos a comer y habían sido previsores, reservando y encargando un menú de mediodía de los que tan bien habíamos oído hablar y que tenía un precio más que atractivo: 22€ (bebidas a parte).
Con la agradable y fascinante misión pues que teníamos por delante, nos adentramos por esta céntrica calle peatonal, que seguramente, hacía demasiado tiempo que no visitaba y pude comprobar como gastronómicamente, estaba mas viva y apetecible que nunca. Como teníamos tiempo, nos dejamos llevar un poco en ella y parar para tomar una cervecita previa, estimular el apetito y refrescarnos bajo una delicada sombra de las intensas temperaturas. Muchísimos locales con ofertas la mar de atractivas y unos menús del día realmente tentadores a unos precios arrebatadores que me dejaron un poco sorprendido ya que prácticamente en la misma ubicación, locales como Els Tomassets tenían un menú con numerosos entrantes y un caldero meloso de cigala y sepia por 16€. Lo mismo ocurría en el Ca Pepa Teresa, en este caso a 20€. La cerveza la terminamos tomando en el tradicional y añejo Miguel Juan, donde por cierto, me dio la impresión que batían el ‘record’ de la mejor propuesta de menú con entrantes clásicos pero siempre eficaces como mejillones o calamares, pero un más que interesante plato principal de arroz meloso con pato y setas, todo ello por 14€. Desde luego, la propuesta era más que tentadora y las diferencias económicas también. ¿Que ocurre en esta calle sabiendo además que la mayoría de locales que he mencionado hasta el momento comparten la misma familia gestora? Me imagino que es la ley de dar cumplida oferta a todos los bolsillos y apetencias, es posible.
Igual pensáis que me desvío demasiado del hilo principal, pero no lo hago, a veces si, pero en este caso este prólogo responde a sentar las bases para que entendáis el porqué de lo que cuento a continuación. Nada mas llegamos a La Seu nos encontramos una sorpresa en su puerta, concretamente en la pizarra que anunciaba el menú del día ya que este indicaba que el precio eran 25€… ¿25€? -Que raro, comentamos, si hemos cerrado la reserva y la hemos confirmado a 22€. Bueno, pues como preguntando es como uno no se equivoca, entramos a este espectacular local para confirmar la reserva y de paso corroborar que esta, efectuada con 5 días de antelación, se ajustaba a lo hablado y pactado por teléfono: Pues no. Y a raíz de esa primera contestación se generaron 4 momentos dignos de mención que como titulo en este post, hacen que los detalles y los gestos importen, mucho.
En el momento de preguntar inicialmente, una amable empleada nos confirma la reserva y ante el comentario: -Una cosa, yo he confirmado telefónicamente un menú de mediodía al precio de 22€ pero en la entrada veo que lo tenéis a 25€… me respetaréis el precio ¿no?. o bien no supo como reaccionar o bien se quedó en fuera de juego porque en ese momento se generaron 4 situaciones que, para mi, no son nada propias de un restaurante como este:
1) …pues no, es que hoy son fiestas y es el precio que tiene | Fantástico….»Hoy es fiesta«. ¿Y? ¿Yo que quiere que le haga? Ante la cara de sorpresa llego el momento 2.
2) ...ahhhh, es que estamos avisando a todas las personas por teléfono | Vaya y el mio justo se debe haber traspapelado porque a mi no me ha llamado nadie. La cara de circunstancias y la insistencia llevó a la situación 3 y a «un momento que aviso a la encargada«.
3) …hola, si si, esto es porque hoy el menú incluye gamba | ¿Ah si? ¿Pero en qué quedamos? ¿Son fiestas o las gambas? Yo pienso que ninguna de las 2 y lo digo con conocimiento de causa porque he visto bastantes días en la web de este restaurante sus menús de mediodía y en muchas ocasiones han incorporado gamba/cigala y estos han sido expuestos tanto a 18€ como a 22€. Claro, que la respuesta 4 es la que acabo de romperme todos los esquemas…
4) …bueno, pues les quito las gambas y les dejo el menú a 22€ | ¡Toma ya! Yo en ese momento hubiera devuelto cortesmente un ‘muchísimas gracias’ el y hubiera desfilado en busca de un caldero meloso de pato y setas, pero aquí quienes decidían eran mis suegros y bien por la hora, bien porque ya estábamos allí o bien porque son buenas personas y muy formales, nos quedamos allí.
Aclarar dos cosas, pues me parece conveniente: Toda esta conversación se desarrollo en un tono cordial, buenas caras y atención por parte de la responsable del establecimiento, que es una chica muy amable. Sin alteraciones, simplemente intentando entender que estaba pasando. También, comentar que desde el inicio y como os podéis imaginar, los 3€ no suponían ningún drama, ni ningún problema. No. Jamás. Nunca podrían determinar el sentido de una comida, esta claro. Lo que si lo determina son estos detalles, estos gestos y que no se respete lo que uno acuerda. Eso sí que me parece llamativo ya sean 20€ o 0,50 cent. La seriedad y rigurosidad, para mi, si cuentan y marcan las diferencias. En fin, si todavía no os habéis cansado de leer, comentaros que queda aún queda un ‘quinto’ momento.
Superada esta primera (y poco positiva) impresión nos adentramos en esta espectacular infraestructura, mezcla de tradición y modernidad y que como punto mas llamativo, a mano izquierda tiene como una especie de simulación de pared de hielo (me recuerda mucho al muro de hielo de Game of Thrones), a mano derecha una amplia y visible cocina, lo cual siempre es un gran detalle y en la parte mas al fondo dispone de un comedor a modo de reservado, que respeta y deja al descubierto los antiguos muros de carga de la casa tradicional. Otros detalles estéticos a destacar son sus dos plantas superiores, ascensor interno de cristal y techo ídem que permite inundar la estancia con una agradable luz natural.
Una vez sentados y amablemente atendidos, nos dejaron un papelito con lo que iba a ser el menú del día donde aparte de los fijos, debíamos elegir un arroz a mesa cerrada. Las opciones eran Caldero meloso de cigalas y sargo, arroz a banda y arroz con carne y setas. Yo hubiera elegido el caldero, pero la mesa votó a banda y a banda fue lo que pedimos. En esas estábamos cuando la encargada volvió a la mesa y protagonizó el 5º momento pues nos comentó que «da igual, os voy a servir el menú con las gambas y os lo cobro a 22€«. ……Bien. Un buen tanto sinceramente, pero a mi juicio este llegaba tarde pudiendo haberlo tenido cuando se mantuvo la conversación inicial. Detalles y gestos. Agradecidos pero… entiendo que es complicado darle la vuelta a la impresión inicial.
El menú se inició con pan y torrajo de ajo aceite. Unas bandejitas con 2 trozos de pan tostado por persona (no casero) donde uno de ellos llevaba una buena dosis de allioli que había sido marcado en plancha. Un pequeño mortero de tomate rallado con aceite también hizo acto de presencia junto al plan. Muy original lo del allioli ‘planchado’, estaba francamente rico.
Continuamos con un Cucurucho de boquerones con salmorejo. El nombre de este plato nos llamó la atención a todos, porque el ‘cucurucho’ ni estaba ni se le esperaba, a no ser que a una taza traslúcida ahora se le llame así. Aquí lo fundamental es que el salmorejo tenía una textura cremosa muy lograda, un sabor delicioso con el tomate como protagonista pero no copando todo el gusto, nada excesivo. Unos boquerones fritos y semi-rebozados coronaban el plato aunque en mi opinión, poco le aportaban.
Seguidamente llegaron a mesa 2 fuentes de Tataki de atún con mezclum de lechugas aliñadas y crudité de verduras. Cada fuente contenía 1 trocito para cada persona. Ciertamente rico. El aliño estaba algo picante, pero tal y como cabría esperar, no era un picante con tintes de wasabi, era mas bien una pimienta, que por cierto, combinaba francamente bien con los crudités, las lechugas y el atún en boca. La textura del atún no era la usual para un tataki y mas bien, lo que asemejaba era algo parecido a un carpaccio. Esto no tiene porqué ser malo, simplemente viene condicionado por el grosor de la pieza, y en este caso, eran delgaditas. Otra cosa que me llamó la atención fue el (no sé ni como definirlo) dichoso color tornasolado que me encuentro mas frecuentemente de lo que quisiera en las piezas de atún. Estoy hablando, por ejemplo, de esa película entre verdosa y multicolor que a veces puedes ver en la nevera de tu casa si te has olvidado unas lonchas de jamón serrano durante algún tiempo. ¿Alguien sabe con exactitud a que responde esto y que significa?. He buscado información pero no encuentro nada que explique con claridad a que se debe este fenómeno.
Tras el Tataki llegó la gamba (¿de la discordia?) hervida. 1 gamba por persona y la presentación francamente buena pues llegaron a la mesa en dos bandejitas de cristal con agua, hielo y limón. Ni un pero. Producto fresquísimo, rico, jugoso y por lo que me comentó mi cuñado (que es un sensor humano para el ácido bórico), estas llevaban el mínimo. Bravo.
No lo he comentado, pero para acompañar el menú pedimos algunas sin, cañas, aguas, cocacolas varias y también algunas copas sueltas de vino blanco, en este caso se nos sirvió directamente una referencia de Utiel-Requena llamada Las 2 Ces. La clásica macabeo de la zona pero con sauvignon blanc. Color amarillo brillante tirando a dorado, algo cítrico en gusto y aroma y fresquísimo en boca. El caluroso día era lo que pedía, algo facilón y agradable de beber.
A continuación llegó un cuenco pequeñito con el denominado Figatell de atún con berenjena a la brasa. Para comer de un bocado. El figatell bien, la salsita correcta y el minúsculo trocito de berenjena casi lo mejor ya que tenía un acertadísimo toque ahumado. (Se me olvidó la foto, lo siento).
El último de los entrantes fue sin duda el mejor: Huevo poché con salteado de setas y patata trufada. Delicioso. Tremendo. Buenísimo. Jugoso y sabroso. Sabor perfecto y temperatura también. Romper la yema, mezclarla con el puré y con las setas y llevártelos al unísono a la boca resultó un auténtico festival. Como digo, lo mejor del menú. Imagino que alguien estará pensando que estamos hablando de un plato demodé y muy manido pues se trata de huevo a baja temperatura, otro más. Si alguien opina así lo respeto, pero que sepa que se pierde un auténtico manjar que vence y convence todas las veces que haga falta.
Como yo estaba sentado al lado de la ventana de la cocina, sabía que el arrocito estaba a punto de llegar. Menuda cocina por cierto. Limpia, perfectamente organizada y un trabajo en equipo basado en puestos individuales perfectamente defendidos que estaban dando fantásticos resultados. Me gustó ver también alguna camisa con el bordado del CdT, sinónimo de garantía de buen hacer siempre. Y así fue, el arroz a banda, en este caso para 7 porque mi sobrino de 3 años comía del mismo, nos fue presentado. ¿Que puedo contar del arroz? Varias cosas: Sabor excelente, sin palitativos. Buen fondo y mejor sabor. Muy sabroso. La textura del grano tirando a durita o lo que decimos en esta zona ‘teset’ y que para mi gusto es la textura de grano ideal. Y por desgracia, decir por último otra cosa: Escaso. Si, muy poca cantidad. Me da rabia porque no hice una foto del mismo emplatado, porque además, el tamaño de los platos era el de un plato de entrante, no principal y de forma cuadrada. Muy poquito arroz y es una pena. Sírvase decir como detalle que mi sobrino de 3 años que come como un pajarito, repitió dos veces y es el único que pudo hacerlo. Con eso os hacéis una idea de, por una parte, lo rico que estaba y por otra lo limitado en cantidad del mismo. Si hablaramos de chuletón de vaca de trabajo lo entendería, si lo hacemos de añadir algún puñadito adicional de arroz no, lo siento, y mas sabiendo los márgenes de maniobra que se tiene en los mismos. El menú en líneas generales creo que pecó de lo mismo: de cantidades excesivamente ajustadas.
El capítulo postres agradó y sorprendió. Sin preguntar opciones, por un lado nos trajeron 3 platos con una pequeña porción de tarta de 3 chocolates con una textura riquísima muy cercana al mousse y por otro, 3 copas de crema de fruta de la pasión con una especie de mousse de frambuesa. Riquísimos ambos pero si tengo que quedarme con uno, lo haría con la copa sin duda por su contraste de cremosidad y esponjosidad junto con el contrapunto ácido y dulce al mismo tiempo.
No tomamos café ni infusiones para poder hacerlo continuando nuestra visita a Dénia y como veis en la foto, la cuenta ascendió a 183€ en total. Destacar que el precio por persona se fue hasta los 30,50€ y que el ‘platito’ de arroz de mi sobrino fue cobrado a 10€. Ahí lo dejo.
Fin de la comida: ¿Volveré alguna otra vez a La Seu? Quizás, pero si depende de mi, pasará muchísimo tiempo. He sido conocedor de todo el potencial que tiene esta agradable calle peatonal y quiero recorrérmela de arriba a abajo para poder ser partícipe en primera persona de las atractivas ofertas que las pizarras de los bares y restaurantes me mostraron y que estoy deseando degustar. Creo que este verano-otoño-invierno, mi familia y Miss Loreto tendremos más de una cita 😉
Publicado el 8 julio, 2014 en COMER, BEBER Y AMAR, VISITE NUESTRO BAR y etiquetado en calle loreto, dénia, La seu dénia, restaurante, seu. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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