Crónica de una vida anunciada
Publicado por Oskar García
¿El día? Es lo menos importante de esta historia, pero el mes fue abril, ese de las aguas mil, ese que le robaron a Sabina, ese, el que la recibió al calor de la luz de un nuevo día y que la acogió con un enorme abrazo. Un nuevo latido de vida se unía a la algarabía del barrio, pero la vida nunca es fácil, y en su caso, nunca lo fue. Un latido pequeño pero atronador, ínfimo pero constante, difuso pero aguerrido le estaba diciendo al mundo que ella ya estaba allí, y que no se iba a rendir fácilmente.
Misión nada sencilla la que tenía por delante: Nada más y nada menos que vivir. Vivir como cualquier otra persona de su entorno, como cualquier otra niña de su edad, respirar, sentir, crecer y en definitiva dejar que el tiempo la fuera guiando por la senda de la experiencia. Pero no, no iba a ser tan fácil, ella tendría que demostrar que quería vivir más que nadie, y afortunadamente, así lo hizo. Artificios, escayolas, aparatos, prótesis, terapias y esperanzas corto-placistas por parte de aquellos que vestían una bata blanca y disponían de una verdad indiscutible, intachable y avalada por años, sesgaron con su finísimo bisturí y de un corte limpio y preciso las esperanzas de unos padres ilusionados y de una niña que todavía no alcanzaba a comprender que su futuro se presentaba ya diagnosticado, prescrito, anticipado y carente de tratamiento paliativo.
Tuvo que pelear duro por el regalo de la vida, y lo hizo, pero lo que no sabía es que esa vida, nos la iba a regalar ella a todo aquel y aquella que décadas después hemos tenido el privilegio de conocerla y de que se haya cruzado en nuestro camino. ¿Una declaración de amor? Si, la suya, porque es natural y constante y que uno percibe cuando intercambia palabras, gestos y complicidad con ella. “Me caso con la vida” la oigo decir a menudo, “Soy muy afortunada” repite con asertiva alegría y complacencia. Lo siento mucho amiga, pero te equivocas, no sueles hacerlo porque tienes un don claro y meridiano, pero esta vez lo has hecho: Te casaste con la vida el día que naciste, la atrapaste, la hiciste tuya, te aferraste con tantísima fuerza que fue imposible hacerte desistir de tu voluntad y deseo, lo intentaron, pero no lo consiguieron, por fortuna y para alegría de los que los que somos los verdaderos afortunados de esta historia, aquellos que hemos tenido el privilegio de poder conocerte y contar con tu amistad.
Como bien que esto es un intento de post gastronómico y de un ‘casamiento’ se trataba, el pasado 10 de mayo la protagonista de nuestra historia decidió celebrar en el conocido Mauro & Sensai un banquete para hacer patente su compromiso vital, pero si habéis leído los párrafos iniciales, os habréis dado cuenta que aquí la cita gastronómica fue lo de menos, porque con una generosidad como la demostrada y un trasfondo como el citado, lo que cenamos aquella noche a todos nos pareció una delicia, pero por petición expresa de nuestra intrépida actriz principal (y que yo respeto ante todo) os diré que nos recibieron en mesa con unas chips de yuca recién fritas, con una selección de panes de distinta índole tipo suizos, semillas de amapola, cebolla, etc… y que el personal de sala, atento y predispuesto, nos iba rellenando paulatinamente la copa con los dos vinos que el menú pactado contemplaban: Un tinto crianza de Rioja y un Blanco Chardonnay, ambos sin especificar y que resultaron correctos. El desfile de sólidos empezó con un pequeño biscote de apariencia artesanal (que sería repetido en platos posteriores) que acompañaba una ensaladilla, en este caso de estilo salsa rosa y marisco con huevas de lumpo. Tras ella y en la misma tosta, confitura de tomate y foie al romero. Textura gelatinosa y sabor delicado. Acto seguido hicieron presencia en mesa un kit de croquetas: De Cocido, también llamadas de la yaya y de Boletus. Ambas muy muy ricas y especialmente destacables las de cocido que causaron furor. ¿Ensaladilla y Croquetas? Creo que a estas alturas ya no puede quedar mas claro quién es la titular de esta pequeña crónica. Continuamos con una ensalada con croutons, pollo crujiente, mezclum de lechugas y aliño de mostaza. Tras la ensalada, una buena pieza de queso de cabra gratinado, acompañado por los biscotes y en este caso, con una cúpula de confitura de calabaza muy rica, acertada en el nivel de dulzor y sin un excesivo y pronunciado sabor a la hortaliza en sí. Tras los entrantes, en los que había cantidad de sobra y se podía repetir, llegaron a la mesa los platos fuertes: Codillo ibérico glaseado al vino viejo con patata horneada, que fue lo que yo tomé y que me pareció abundante y excelente, sin duda la mejor propuesta de la noche, y también un bacalao confitado a baja temperatura y jamón tostado. Este no lo probé pero tenía un aspecto exquisito, se deshacía en lascas y los compañeros de mesa comentaron que fue espectacular. Con el estómago a punto de decir basta pero con un pequeño hueco en espera del postre, terminó la cena con unos platitos surtidos con algo llamado Sushi dulce, industrial y prescindible totalmente, brochetas de fruta variada (que yo no probé) y porciones tipo bocadito de brownie (sensacionales). Unas copas de cava sirvieron para escuchar a la homenajeada y dedicarle un merecido aplauso.
Conchi lloró hace muchos años un mes de abril. Lo hizo desde el mismo día que abrió los ojos. Lloró de rabia, de impotencia, con ganas y coraje, pero también con esperanza, con la esperanza y convicción de que una parte de todo aquello que somos capaces de dar a los demás, nos es devuelto. Ahora ella llora, pero lo hace de alegría, con ese humor que la caracteriza, y lo hace porque no solo le ha ganado la apuesta al destino, además, se la ha doblado, y el destino, se ha quedado sin cartas, porque seguramente iba de farol. Gracias Conchi, por TODO, un todo que probablemente englobe un ‘casi NADA’, porque es imposible devolverte un ínfima fracción de lo que tus nos has dado, nos das y nos seguirás dando durante muchísimos años mas, porque no olvides, que lo tuyo fue la crónica de una VIDA anunciada. Te queremos.
Publicado el 20 mayo, 2014 en COMER, BEBER Y AMAR, VISITE NUESTRO BAR y etiquetado en alicante, mauro, san juan, sensai. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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