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En esta sección os iré contando aquellas experiencias gastronómicas que, por alguna buena razón, merezcan la pena ser compartidas, porque como dice mi madre: ‘en esta vida de todo se aprende’ ;)
EL MISTERI D’ANNA en Elx (Alicante)
Publicado por Oskar García
Placer y trabajo se dieron la mano recientemente en campo ilicitano. Vía Social Monkers he tenido la enorme fortuna de conocer este magnífico establecimiento y sobre todo, a la gran familia detrás de este restaurante tan especial de Elx (Elche). Son casi 10 años de trabajo los que los contemplan a Ana y Pedro y no ha sido nada fácil, porque además, apostaron muy fuerte y empezaron en su actividad cuando nuestra economía daba sus últimos coletazos de grandeza y se adentraba en la época caótica y desilusión de la que parece que estamos empezando a asomar la cabeza. Que hayan podido aguantar todo este tiempo dice mucho de ell@s. El Restaurante El Misteri d’Anna se haya ubicado en una partida de chalets residenciales llamada Peña Águila que queda muy cerquita del Centro Comercial L’Aljub. Encontrarlo puede tornarse tarea compleja y mas si uno no está familiarizado con Elx, pero hoy en día no hay sitio que no te geoposicione google maps y puedo asegurar que su búsqueda merecerá la pena.
Aprovechando que visito esta localidad y que hay dos amigos que también están ese día por allí, me doy cita con ellos y aprovechamos para comer juntos en el magnífico entorno que posee el restaurante: Es un chalet habilitado con parking propio, parking en la misma finca, salón de eventos y celebraciones, jardín y ya en el interior del mismo, hay 3 salones con diferente ambientación para una comida mas distendida, familiar, de negocios… etc. Al llegar somos recibidos por Pedro Guijosa y por Ana Jiménez, la mamá de Ana María Santoyo, la enorme cocinera, que se encuentra en lo suyo y que a la postre es lo que mas le gusta, su cocina. Pedro y Ana dirigen con acierto la sala, haciendo que el comensal desde el minuto uno se sienta como en casa bajo un clima de cercanía y complicidad, creando una gran familiaridad con profesionalidad y sin excentricidades. Esto es un punto importante en la atención en sala de un restaurante ya que los excesos de mimos y dulzura, muchas veces forzados, empalagan y las carencias de los mismos, pueden condicionar negativamente la experiencia. La clave es tener un saber estar propio y este normalmente viene de la experiencia de años de trabajo sumado del buen hacer y sociabilidad del personal adscrito a estas tareas, algo precisamente que tanto Ana como Pedro bordan.

Dentro de la oferta disponible consistente en 3 menús fijos, carta y platos y sugerencias del día, nos decantamos por el menú ejecutivo de 22€ y Ana nos hace un par de observaciones: Por un lado, que también entre los primeros a elegir ese día podemos optar por una menestra de verduras de temporada con alcachofas y almejas y por otro, que si queremos complementar la comida, han recibido esta misma mañana unas zamburiñas fresquisimas que nos puede poner para compartir. La verdad, en la mesa sientan muy bien esas sugerencias y nos decantamos por ambas propuestas a razón de: 6 zamburiñas al medio para compartir (2 x persona), dos huevos confitados con foie y trufa negra junto con las verduras de temporada con alcachofas y almejas, esto como primeros, para después pedir un arroz meloso de vieiras y gambas y dos arroces de setas e ibéricos de segundo. Para mitigar la espera, unos frutos secos en mesa junto con varias cañas y una botella de agua mineral, todo incluido en el menú ejecutivo.
La primera sorpresa es que el menú comienza con un aperitivo a propuesta del chef, lo que hace este menú aún mas goloso: Patata frita con gulas y gamba. Riquísimo. Una excelente forma de abrir boca. Lo siguiente que hizo acto de presencia en mesa fueron los huevos confitados con foie y trufa negra, también conocidos como el plato estrella de la casa y que según me comentaron en mesa, los clientes no permiten que se retiren de la carta de ninguna manera. La verdad, no me extraña: Son unos huevos cocinados en abundante aceite a baja temperatura junto con foie servidos con parte de este aceite y terminados con aroma de trufa negra. Tras mezclarlos en el plato quijotesco en el que son presentados el resultado es magnífico. Sabor, melosidad, cremosidad y mucho pan para mojar la deliciosa combinación. El plato de menestra también acompañó a los huevos y según la amiga que lo degustó, estaba exquisito. Abundantes almejas, una salsa verde muy bien ligada y la textura de las verduras en un punto de dureza versus crudeza perfecto. En todos los platos no quedó prácticamente nada, sin duda, la mejor señal que uno puede enviar a una cocina.
Tras retirar los primeros llegaron al centro las zamburiñas. Ciertamente un bocado espectacular que une en boca toda la carnosidad de este molusco braseado con un suave pero innegable sabor a mar que las convierte en adictivas. Acompañamos los primeros y también las zamburiñas como los arroces con un vino D.O Rueda llamado Valle de la Vega. Un verdejo de color amarillo alegre vivo con una intensidad aromática alta que acompaña muy bien este tipo de menú. Respecto a los arroces, el meloso de gambas y vieiras sensacional y si te gustan los sabores potentes mas aún ya que a Ana le gusta mucho hacer sus fondos bien concentrados, y se nota en el sabor del resultado final. Respecto al punto del arroz, para mí extraordinario ya que se sirvió con esa textura que por la Marina Baixa denominamos «teset» o durito, que a mi personalmente me encanta. Respecto al arroz de setas e ibéricos (costilla) destacar también un punto excelente del arroz, un sabor muy agradable que aunaba el gusto a carne, a setas junto con unos destellos ahumados fantásticos. Tanto en el meloso como en este arroz la cantidad de trocitos fue muy abundante y también es muy importante destacar una cosa que no suele ocurrir en todos los restaurantes: Los arroces se hacen de forma individual, es decir, que no hace falta pedir a mesa completa el mismo arroz para que pueda marcharse. En nuestro caso a mesa salieron dos paellas de arroz con setas e ibéricos y un arroz meloso. Buena política, muy buena.
Tras el festival de arroces, de raciones muy generosas, llegó el turno de los postres y para que en la mesa todos pudiéramos probar de todo, pedimos tres de las opciones del menú: Coulant de chocolate, Crema de queso con frutos rojos y crumble de almendra y Torrija de pan brioche caramelizada… ¡Madre mía!. Todos fabulosos. El coulant sensacional con potencia de chocolate y corazón mantecoso como corresponde. El cremoso de queso es una original forma de presentar la clásica tarta de este producto y realmente muy atractiva ya que permite al comensal mezclar y combinar los ingredientes a su antojo consiguiendo en boca todo el sabor que tendría el conjunto tradicional. En cuanto a la torrija… palabras mayores: Si a lo delicioso de este dulce le sumamos pan brioche en vez del normal, un extra en forma de golosísima infusión y lo redondeamos todo con un caramelizado del mismo tipo que le pondrías a un crema catalana o a un buen arroz con leche, el resultado es sencillamente sobresaliente. Una delicia jugosa y repleta de sabor y esponjosidad. Lo malo de este postre es que podrías comerte otra y otra y otra… ¡y no pararías!.
Cafés, infusiones y una agradable sobremesa pusieron el punto final a esta comida. El precio final de la misma para 3 comensales fue de 79,20€ (22€ de los menús x 3 más el extra de las 6 zamburiñas) donde hay que destacar que todas las bebidas junto con los cafés están incluidas en el mismo así como las cantidades que tomes. Con esto no quiero decir que uno pueda recrear «Leaving Las Vegas» sino mas bien que sed no vas a pasar y que te van a servir durante la comida todo lo que demandes, otro detalle que si tenemos en cuenta el precio y las virtudes del menú resulta tremendo 😉
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Bodegas BROTONS de El Culebrón (Alicante)
Publicado por Oskar García
Que especial es este post para mí. Lo es porque el sitio que os voy a descubrir (a los que no os suene o sepáis ya de él) me fue dado a conocer a mi hace muchos años a su vez por mi suegro, al que tengo muchísimo aprecio. Además, lo que empezó siendo una excursión para comprar un tipo de vino muy concreto y curioso: El Matusalem, terminó derivando en posteriores visitas a la localidad de El Pinòs de la cual como he comentado en mas de una ocasión, me declaro fan absoluto.
La bodega Brotons se encuentra sita en El Culebrón, una de las pequeñas pedanías colindante que tiene El Pinós y uno se la encuentra a mano derecha si viene desde la carretera de Monóver, pero ojo, porque hay que estar muy atento ya que desde el coche no destaca a simple vista y lo que vamos a ver en exterior, a priori quizá no lo vamos a asociar a lo que entendemos como una bodega al uso. Es cierto también que lo que vamos a encontrar de puertas para adentro es mas un despacho de vino y tienda de almacenando en vez de una bodega con barricas reposando (que también está, pero no es visible). Eso es precisamente lo primero que vamos a ver si traspasamos la metálica puerta roja, prácticamente sin identificar y con un pequeño cartel: Una estancia con un agradable olor (como el de todas las bodegas) donde disponemos de varias estanterías con productos muy variopintos y grandes toneles y depósitos de venta a granel con referencias como:
- Tinto
- Tinto 2ª
- Tinto Añejo
- Tinto Doble Capa
- Tinto Especial
- Tinto Reserva
- Dormilón
- Añejo Dulce
- Añejo Blanco
- Blanco
- Fondillón distintas añadas
- Moscatel
- Vermú
- Matusalem
- Cava
- Frutos secos
- Aceite
- Tortas gazpacho
- ….
Es una gozada porque todos los productos son propios y artesanales, tan artesanales, que es el propio dueño de la bodega (uno de los hermanos Brotons) Robert, quien está allí llenado los envases a los clientes. Esto es bueno saberlo porque lo recomendable es visitarlos con botellas o garrafas vacías como hacemos nosotros para poder ir llenando en envases propios y así además, ahorrar en el precio final. Como decía al principio, el producto por el que solíamos venir aquí es el matusalem, un vino generoso, de largo envejecimiento (de ahí el nombre), fortificado con la adición de alcohol que le imprime carácter. Yo le llamo «vino de pasa» porque su dulzor y sabor es equivalente a hacer un puré de pasas y licuarlo. Tiene mucha densidad y cremosidad y a una temperatura muy baja, es realmente delicioso.
En esta ocasión y tras haberlos probado ya en veces anteriores, yo personalmente compré varias botellas de vermú y alguna de añejo blanco. Hablando de probar, en el fondo de la bodega disponen de una mesita con numerosos porrones de todos los productos con lo que uno puede ir haciéndose a la idea de cual es vino que mas le gusta. Reconozco que hay algunos que a primer gusto no son nada fáciles, pero dándoles una oportunidad te pueden representar un buen papel. En mi caso esto me pasó con la referencia del Añejo Blanco y es que es un vino «difícil», de gusto fuerte, y que deja un rastro caluroso en la garganta notable. ¿Que ocurre? Pues que una de las veces que visité la bodega me atendió una señora que me preguntó si me gustaba cocinar y al decirle que sí, me lo recomendó encarecidamente: Resultó todo un acierto. De hecho, lo compro precisamente para eso. Es un vino que resulta espectacular cuando lo incorporas en todas las recetas donde se pide vino blanco, incluso algunas donde se pide cognac o brandy. Es mas, yo lo he llegado a gastar tanto para un sopa de cebolla, como para la elaboración de gyozas caseras en sustitución del sake, y os aseguro que el resultado es sobresaliente. En lo que respecta al vermú, es fantástico, sublime, espectacular y lo mejor… ¡cuesta 2,10€ el litro! Si si, como lo estáis leyendo. Son muchísimas las hierbas y especias que se utilizan en su elaboración y en ellas reside el secreto que guardan los fabricantes de los buenos vermús, ya que los gustos y olores que pasan al vino son en muchos casos muy amargos, y ahí debe estar la habilidad del enólogo para hacerlo en su justa medida e intensidad.
Si os sirve de ejemplo, os puede contar como anécdota que una vez en casa llene una botella Yzaguirre con este vermú y en una cena de amigos, se lo dí a probar. Entre mis amigos, hay uno que le encanta el vermú y fue curioso pues a pesar de que se tomó un par, no notó ninguna diferencia y en una de las ocasiones al terminar el vaso dijo «que rico está». Tras la cena le expliqué la jugada y no se lo podía creer, entre otras cosas porque la diferencia de precio entre uno y otro es muy notable. Os lo pongo de ejemplo para que veáis que sorpresas pueden derivar algunas bodegas.
Respecto al precio de los productos, están en la foto del ticket: Vermú a 2,10€/litro, Añejo seco a 1,50€/litro y fondillón a 3,65€/litro. En fin, siempre que voy me traigo lo que buenamente puedo y la mayoría de botellas son para tener detalles con amigos o familiares que me piden porque se enteran de que tengo que ir.
Buen producto a buen precio y por ponerle un enorme «PERO», solo comentar que sé porque lo he leído en alguna publicación especializada, que en la pared de al lado del despacho y venta, la familia Brotons guarda un tesoro brutal en forma de barrica de fondillón milenario de nada mas y nada menos que 1880. Total, 135 años de historia envasada. Sé además que ese mágico y ancestral néctar se ha dado alguna vez a probar a gente conocida de la bodega, pero la verdad, yo no he tenido esa suerte y mira que se lo he dejado caer al dueño en cada visita por activa y por pasiva, pero todos los años pasa de mi y se hace el remolón. En fin, a ver si alguna vez se apiada antes de que semejante joya se agote 😉
Disponéis de mas info oficial en: www.vinosculebron.com
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XV Mostra de la Cuina del Pinós
Publicado por Oskar García
Como ya sabréis si leéis habitualmente el blog, me he declarado varias veces enamorado de El Pinós (ver entradas anteriores aquí y aquí 😉 ). No solo es el encanto de ser un pueblo precioso (eslogan, que por cierto, utilizan turísticamente) sino que además, considero que han conseguido aunar de forma excelente su oferta patrimonial con la alternativa pero no menos importante, en este caso, hablo de la gastronómica. Que lleven, con la de este año, quince ediciones de la Mostra de Cuina no es casualidad y da una pista de lo en serio que se toman este tema y del buen hacer que cada año van demostrando. Los fracasos tienen pocos padres pero los éxitos suelen tener muchos, y en este caso, me gustaría destacar la figura de Jesus Martínez como responsable de la promoción social online de las jornadas de cocina y de la cuenta @CuinaPinos de Twitter y ya de paso, agradecerle públicamente la invitación para que conmigo y mi acompañante tuvo el pasado sábado y que nos permitió degustar un avance de lo que serán las jornadas de este año que dan comienzo mañana mismo.
El día comenzó soleado y prometedor. Mi acompañante y yo salimos prontito ya que en nuestras visitas, siempre nos gusta hacer una parada previa para almorzar en un bar de carretera al que ya consideramos casi como familia, El abuelo Víctor, ubicado entre la carretera de Monóvar y El Pinós. Allí, sentados en unos de los salones y al ladito de la gran chimenea, pudimos disfrutar de dos hermosas rebanadas de pan de unas hogazas que da gloria verlas, de horno de leña, tostadas, con jamón y con tortilla y magro con tomate. Esto, mas dos platos de aceitunas (partidas y rellenas), dos colas zero y café + infusión nos llenó el tanque de combustible por la extraordinaria cuantía de 5€/pax.
La ruta continuó hacia El Culebrón donde hicimos una parada en las Bodegas Brotons, para realizar nuestras tradicionales compras espirituosas, pero esta visita, la voy a relatar en un próximo post porque creo que merece una lectura independiente ;). De allí, continuamos al Centro de Interpretación del Vino y el Marmol de El Pinós donde se presentaban la XV Mostra de Cuina del Pinós por parte de su alcalde, de la concejal de turismo, de Javier Alfonso, el magnífico cocinero del Restaurante Alfonso donde posteriormente comimos y de Paco Alonso, conocido periodista de la desconexión de TVE en la Comunitat Valenciana y fundador del movimiento WikiPaella que pretende reconocer los arroces mas auténticos del territorio regional. La presentación fue muy amena y en la misma se hizo un repaso de los principales ingredientes y características que presiden la gastronomía de El Pinós, así como por parte de Paco Alonso, se expusieron una serie de vídeos con anécdotas, concursos y «arrocidades» (como él las llama) que a veces hacen por ahí y a las que bautizan como paellas.
Al terminar la presentación, pude departir unos minutos con los ponentes y también visitar las instalaciones de este centro. Creo que es obligado que destaque el buen gusto y el acierto a la hora de presentar dos de las columnas vertebrales del municipio: El Vino y el Mármol y también es justo que destaque la profesionalidad y pasión de la persona de la oficina de turismo (integrada también allí), Javier, nos atendió de forma exquisita y nos aportó muchísima información que desconocíamos sobre la localidad, la DO del Vino (Son los mayores productores de uva de la DO con 9 millones de kilos) o curiosidades sobre los pozos de sal y los dos saleodúctos de 50Km que la llevan hasta las salinas de Torrevieja ¿Que os parece?.
Tras la presentación y visita, aparcamos en la plaza del Ayto., donde disfrutamos del magnífico mural gigante que la preside y que le da un punto vanguardista sensacional pero con todo el encanto de un pueblecito, y nos dirigimos al Restaurante Alfonso, donde ya teníamos nuestra mesita para dos fenomenalmente bien preparada. Tras unos minutos muy agradables de charla con Javier Alfonso, al que ya habíamos saludado en la presentación de las jornadas, iniciamos nuestra propia aventura gastronómica disfrutando en primicia del formato de lo que será un menú típico en las jornadas.
La mesa se abrió con dos cervecitas Alhambra Reserva, unas aceitunas caseras, unas almedritas con sal y tueste perfecto y pipirrana pinosera, que como ya he contado alguna vez, es un «majao» de ñoras, ajo, aceite y que en este caso al contrario que la pericana o les «pipes i carases» de Elx, no lleva ningún pescado en salazón. Tiene un sabor exquisito y juega entre lo salado, lo dulce y lo picante, este último aspecto mínimo (para mi desgracia). El pan llega en una bolsa y calentito, me gustó especialmente este formato de packaging ya que de alguna forma le da protagonismo y además, es muy cómodo de mover o poner en el lado de la mesa que mejor te venga o menos te moleste. Estaba riquísimo y con la pipirrana mas. También llegaron a mesa una clásicas láminas de embutido variado pinosero (otro producto bandera de la localidad) así como una primicia que Javi compartió con nosotros: Unos biscottes con paté de longaniza: Sensacional. Una textura untuosa que, efectivamente, recordaba al paté, pero en boca es pura longaniza blanca clásica. Todo el sabor de la tradición concentrado en un bocado: Bravo por la iniciativa. Comentar también que el vino que acompaña a los menús, es, por supuesto, un D.O Alicante y en este caso fue uno ya muy conocido y de relación calidad-precio fantástica: El Tarima Hill de uva Monastrell.
Con estos fantásticos preámbulos hicieron acto de presencia entrantes mas potentes como las chuletitas de conejo rebozadas y picada con ajetes: Un bocado sublime, absolutamente tierno y cargado de sabor (nos comentaron que se utilizan conejos de 600gr máximo para ello), unas virutas de un excelente foie acompañadas de confitura de tomate (esta última yo no la probé pero mi acompañante comentó que la combinación era extraordinaria) y otro de los clásicos de la casa: Revuelto de morcilla pinosera, también sensacional y con muchísimo sabor con ese extra agradable que aporta el añadir este embutido a cualquier otra elaboración.
Y presidiendo la mesa… el rey de la casa: El arroz con conejo y caracoles. Mucho he escrito ya sobre esta joya y poco puedo aportar de nuevas. Quien lo cataloga como el mejor arroz del mundo tiene razón, y la tiene por muchas razones: Está hecho con leña de sarmiento lo que le da una personalidad única y lo que, por otra parte, implica que la cocinera esté soportando unas temperaturas demenciales de mas de 50º en la cocina. Está hecho con productos de coste razonable, baratos, y este es un mérito tremendo porque resulta llamativo que para hacer un arroz como este «el mejor del mundo» no te haga falta añadir nada que tenga que ver con el mar, a kilómetros de aquí, como bogavante, cigalas, carabineros ni cosas por el estilo no no no… si lo pensáis, tiene muchísimo mas mérito. En fin, como no podía ser de otra forma dimos buena cuenta del arroz que estaba tal y como yo lo recordaba de otras veces: Sabroso, al punto perfecto, con la cantidad exacta (un grano sobre otro) y despidiendo aromas impagables. Es pec ta cu lar.
No exagero si digo que no quedó ni un grano en la paella, ni uno. No era para menos. Como colofón a este menú pre-jornadas el postre con el que fuimos obsequiados fue una milhoja de crema pastelera acompañada de fresas y kiwi cortados en finas rodajas y un canutillo de barquillo. La milhoja estaba muy rica, con un hojaldre tostado casi caramelizado y con recuerdos gustativos muy identificables como a tofee, dulce de leche, vainilla… la crema deliciosa también. Terminamos con un cortado y una manzanilla con un suspiro de anís y, como no, las clásicas y adictivas perusas de la localidad, esas pastas que pesan menos que el aire y que están tan ricas que no pararías de comerlas una y otra vez.
En el tema precio, como he comentado al principio, fui (fuimos) invitados por la organización de la Mostra, pero si que puedo decir que este mismo menú, con dos entrantes en vez de tres, está disponible en el Restaurante por el precio que pongo en la foto: 27,50€ IVA incluido, que es el precio oficial al que todos los restaurantes de la mostra están ofertando sus menús. Podéis ver todas las propuestas y programa de la misma pulsando AQUÍ. Por mi parte, reiterar el agradecimiento y animar a todos los lectores a visitar esta localidad porque, al igual que yo, quedarán irremediablemente atrapados por ella 😉
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