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Restaurante Ruyi, el Chino Chino de Alicante

Hacía tiempo que esperaba que se diera la combinación de fechas y agendas necesaria y al final conseguí poder cuadrar una visita al Ruyi, un restaurante de gastronomía china tradicional ubicado en la alicantina calle Orense. Acompañado por unos amigos y comensales de lujo de la capital, María, José y Lulú me lancé a este curiosa aventura gastronómica, curiosa además por varios aspectos: No hace demasiado y tras leer un excelente post en la página de El Comidista de Mikel López Iturriaga redacté yo una sobre aspectos de la gastronomía china y tenía muchísimas ganas de poner en práctica algunas de las cosas que destaqué. Por otra parte, me apetecía mucho probar las, en teoría, cosas nuevas que nos iban a ofrecer y distintas a lo que estamos habituados en un restaurante chino al uso. Básicamente tenía mucha curiosidad por comer en un restaurante donde también comen los chinos, cosa muy difícil de ver y que hacen además en un horario muy temprano.

Ruyi en la alicantina calle Orense

Lo del horario lo comento porque mientra que esperaba al resto de comensales (sobre las 15:15h), el restaurante que estaba lleno de orientales, se fue vaciando progresivamente ya que ellos tienen la sana costumbre de comer muy pronto y cuando nosotros entrábamos ellos ya hacía rato que habían acabado.

Bien, lo primero que llama la atención de local es que carece de cualquier tipo de decoración a la que el resto de chinos nos tienen acostumbrados, useasé dragones, fuentes, peceras, jarrones, cuadros con cascadas en movimientos y demás atrezzo que aquí no está presente y que,  empiezo a pensar que para los chinos chinos debe ser lo mismo que tener un restaurante español en pekín y llenarlo de sevillanas, toros, toreros y cuadros de paellas y San Fermines. Dicho lo cual, recibimos la carta. Una carta simple, breve, directa, básica, pero que como vais a comprobar, poco o nada tiene que ver con la que estamos acostumbrados en los chinos de siempre, la que tienes unos 120 platos para elegir, aquí ni mucho menos… (Pinchad en los menús para ampliarlos)

                                   

                                              

¿Qué? ¿Flipante verdad? Pues sí. Llama la atención muy mucho, sobre todo las entradas, la práctica ausencia de carne, mucho pescado y la eliminación completa de la opción postres, directamente ellos cuando terminas de comer te sacan un platito con fruta de temporada, muy curioso la verdad. La ventaja de ir a comer con gente que ya ha estado allí es que vamos sobre seguro y en este caso, María y Lulú se encargan de pedir las distintas «delicias» que vamos a probar 🙂 No obstante, y como llevamos tiempo bromeando con el aperitivo de las lenguas de pato, María pide un plato y aquí viene mi primer (y único la verdad) «shock» gastronómico ya que lo que en China se considera un excelente aperitivo y que suelen degustar las mujeres, yo creo que es infumable, o en este caso, incomible.

Platico de lenguas….. Ufffffffff!

Es un plato que sirven frío, lo cual ayuda a que sensación sea más desagradable si cabe. Las lenguas tienen un huesecillo en medio que desde luego no ayuda y como textura podría decir que está entre una alita de pollo o muslito de codorniz pero totalmente graso… Bueno, solo tenéis que verme el careto en la foto 🙂

«Disfrutando» de unas lenguas de pato 😦

Menos mal que el digustazo pasó pronto porque todo lo que fue viniendo a continuación estaba realmente muy bueno, o al menos, nos gustó muchísimo. Lo siguiente que sirvieron es el llamado Nian Gao de arroz con verduras. Este plato es una amalgama de tortilla y verduras que tienen como base una pasta cortada en láminas de arroz que es lo que se llama Nian Gao. Es un plato sencillo, esta muy bueno y sacia bastante.

Nian Gao de arroz glutinoso con verduras

Después continuamos con unos tallarines fritos con verduras también que estaban francamente buenos. En este caso tengo que destacar la excelente calidad de la pasta, que me recordó por momentos a la que se utiliza para el ramen japonés y que estaba en un punto de dureza perfecto. Consistencia, sabor y un tostadito muy interesante.

Tallarines fritos con verduras

A continuación viene, sin duda, el mejor de los platos: Empanadillas caseras a la plancha rellenas de cerdo. Aunque el día que fuimos no estaba, María me comenta que a veces una de las cocineras sale al comerdor y en una mesa preparada para tal fin, se pone a amasar y rellenar las mini empanadillas. Solo puedo decir que estaban buenísimas, la pasta increíble con un aspecto y textura en boca similar al dimsum de vapor, pero sin pasar por vaporera. El relleno interior magnífico, la ración abundante y la salsita que las acompaña es una especie de mezcla de soja y algo ácido que otorga al conjunto final un sabor único, más que recomendable.

Empanadillas plancha

Jose tenía especial predilección por que llegara su plato favorito: Costillas de cerdo con salsa de soja. Estaban muy muy buenas y las peculiaridad es que las sirven troceadas muy muy pequeñitas, de modo que te entretienes bastante quitándote huesos de la boca, pero de sabor estaban genial, con una carne muy crocante.

Costilas con salsa de soja

Para acompañar a las costillas, pedimos un arroz con verduras (eso de la denominación 3 delicias es poco menos que una aberración para ellos). El arroz también estaba en su punto y lo suficientemente aglutinado para que se pueda comer con palillos, porque no lo he comentado, pero allí los cubiertos no existen y por lo que puede observar, nadie los pide ni los echa en falta.

Arroz con verduras

Y hasta aquí llego mi comida porque, como he comentado, el postre establecido es fruta y ella y yo no nos llevamos demasiado bien jeje. En nuestro caso sacaron un plato mediano con uvas. De todas formas, como mi curiosidad seguía latente, me levanté para ir al aseo y de paso, ver el resto del restaurante. Al acercarme a la barra vi que la tenía llena de bandejas con lo que para nosotros sería el equivalente de una barra de tapeo. Sinceramente, no sé que es cada cosa pero tengo la ligera sensación que forman parte de la selección de aperitivos fríos de la carta .

Barra con aperitivos

Por otra parte, también me llamó la atención la nevera de marisco y pescado que tenían (tipo marisquería) y en la que puedo destacar la bandeja de anguilas que estaban vivas y retorciéndose (si, es algo muy agradable de ver) . Este detalle tampoco es muy usual en lo que «hasta ahora» yo entendía que era un restaurante chino.

Nevera de marisco y pescado

En fin, ha sido una interesante experiencia que pienso repetir en cuanto pueda. Respecto a las leyendas y comparativas que comentaba en el anterior post sobre el tema puedo concretar que, efectivamente:

1. En el chino auténtico sirve guisos brutales hechos con partes poco nobles de animales, que llevan la casquería a una dimensión desconocida.

2. En el chino auténtico comen chinos, doy fe.

3.En los chinos auténticos sólo suele haber una persona que sabe algo de castellano, y las equivocaciones con lo que has pedido son frecuentes. Pero es parte de su encanto, y así descubres nuevos platos. En el caso del Ruyi, esto es una verdad a medias ya que los camareros que nos atendieron hablaban español perfectamente, de hecho, la traducción de la carta es un ejemplo del control del idioma.

4. El chino es barato. El chino auténtico es igual de barato y comes como un emperador de la dinastía Ming (O casi). Nuestra cuenta, para 4 personas con bebida incluida ascendió a 36€ y la verdad es que nadie salió con hambre.

Recomiendo muy mucho la visita a Ruyi, merece la pena abrir un poco más nuestras miras gastronómica y quien sabe, igual os terminan gustando las leguas de pato 😛

¿Diseño o Clientes? El caso Open Wok.

Llevo días dándole vueltas al tema, de verdad, y son bastantes y variopintas las explicaciones que se me ocurren, todas conjeturas mías por supuesto. Resulta que no hace demasiado tiempo, y ubicado en una de las principales vías y arteria de Benidorm, la Avda. Alfonso Puchades, cerraron un negocio Opencor y se apostó por la apertura de un restaurante estilo wok, pero de una forma más original y con una clara vocación de diseño moderno que rompiera las ideas preestablecidas, para ello encargaron el trabajo a Estudio Code, un estudio de diseño en interiorismo de Benidorm que tiene un porfolio de trabajos bastante interesante. El resultado, Open Wok, que como vereis  por las fotos, cumple con las expectativas fijadas inicialmente y rompe con la idea de lo que vemos a diario que es un wok (la gran mayoría, restaurantes chinos modificados y readaptados a esta moda actual de «»comida sana y natural»», que habría que entrecomillar muy mucho y creo que merece un post aparte) e incluso, podría postularse como un negocio franquiciado con vistas de crecimiento. Según comentan en su web, «este nuevo establecimiento pretende transformar el concepto de gastronomía asiática, conocido hasta el momento. Introduciendo productos de calidad, y tradicionales de gastronomía Asiática, y EspañolaSabor, aroma y calidad se aúnan para el placer de los paladares más exquisitos «.

En fin, todo estaba muy bien y según he oido (yo no he llegado a comer allí), la experiencia gastronómica no resulta mala y aunque de precio sea quizás un pelín mas elevada que comiendo en un «wok al uso», esta no es cara y vaya, uno está en un ambiente distinto y desde luego muy trabajado.

Pues bien, dicho todo esto yo os pregunto… ¿¿que ha podido ocurrir con este local (concepto) para que derrepente le haya aparecido en la fachada esto que veis en la foto??

Efectivamente, le han aparecido en la fachada las clásica y voluminosas letras de los restaurantes orientales al uso, que indican claramente a que se dedica el establecimiento de forma bastante estridente y que sin duda, se cargan de un plumazo cualquier intento de cambiar las cosas a través de la apuesta de diseño anteriormente comentada. Yo os pregunto… ¿Porqué se llega a este extremo?

Algunas respuestas a bote pronto:

  1. El diseño está muy bien, original y rompedor para este tipo de restaurante, pero por si mismo, no cumple con el objetivo de atraes clientes.
  2. Un restaurante vive de las visitas que recibe y es posible que, comparado con otros «woks», el volúmen de clientes que recibe el OpenWok no sea el esperado.
  3. Si esto fuera así, los responsables han terminado sucumbiendo a la tentación de poner letras gigantescas en la fachada para que la gente sepa que, en el fondo, el local es un WOK y no otra cosa que desde fuera no aparentaba.
  4. Y es precisamente el punto 3 el que me lleva a la conclusión más peligrosa porque entonces… ¿Ha cumplido el diseño del local con el objetivo que se le presuponía? Es decir, a parte de hacer agradable el sitio, hacerlo atractivo para los comensales y potenciales clientes que pasan por delante.

¡Ojo! No entro en la parte marketiniana del asunto que sin duda la tiene y serán varias la voces que se eleven con las clásicas proclamas sobre si la promoción, difusión, campañas, etc… que se han realizado sobre el negocio han sido las suficientes y las correctas. Dejo este aspecto al margen y me centro en lo que he intentado transmitiros, que básicamente viene a ser el poner sobre la mesa la motivaciones que pueden ir detras de terminar «muriendo» en una solución típica cuando desde inicio, tu apuesta había sido importante, contracorriente y bajo mi punto de vista, rompedora e innovadora en un sector tan cerrado y tematizado con el de los restaurantes chinos.