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Restaurante Ruyi, el Chino Chino de Alicante
Publicado por Oskar García
Hacía tiempo que esperaba que se diera la combinación de fechas y agendas necesaria y al final conseguí poder cuadrar una visita al Ruyi, un restaurante de gastronomía china tradicional ubicado en la alicantina calle Orense. Acompañado por unos amigos y comensales de lujo de la capital, María, José y Lulú me lancé a este curiosa aventura gastronómica, curiosa además por varios aspectos: No hace demasiado y tras leer un excelente post en la página de El Comidista de Mikel López Iturriaga redacté yo una sobre aspectos de la gastronomía china y tenía muchísimas ganas de poner en práctica algunas de las cosas que destaqué. Por otra parte, me apetecía mucho probar las, en teoría, cosas nuevas que nos iban a ofrecer y distintas a lo que estamos habituados en un restaurante chino al uso. Básicamente tenía mucha curiosidad por comer en un restaurante donde también comen los chinos, cosa muy difícil de ver y que hacen además en un horario muy temprano.
Lo del horario lo comento porque mientra que esperaba al resto de comensales (sobre las 15:15h), el restaurante que estaba lleno de orientales, se fue vaciando progresivamente ya que ellos tienen la sana costumbre de comer muy pronto y cuando nosotros entrábamos ellos ya hacía rato que habían acabado.
Bien, lo primero que llama la atención de local es que carece de cualquier tipo de decoración a la que el resto de chinos nos tienen acostumbrados, useasé dragones, fuentes, peceras, jarrones, cuadros con cascadas en movimientos y demás atrezzo que aquí no está presente y que, empiezo a pensar que para los chinos chinos debe ser lo mismo que tener un restaurante español en pekín y llenarlo de sevillanas, toros, toreros y cuadros de paellas y San Fermines. Dicho lo cual, recibimos la carta. Una carta simple, breve, directa, básica, pero que como vais a comprobar, poco o nada tiene que ver con la que estamos acostumbrados en los chinos de siempre, la que tienes unos 120 platos para elegir, aquí ni mucho menos… (Pinchad en los menús para ampliarlos)
¿Qué? ¿Flipante verdad? Pues sí. Llama la atención muy mucho, sobre todo las entradas, la práctica ausencia de carne, mucho pescado y la eliminación completa de la opción postres, directamente ellos cuando terminas de comer te sacan un platito con fruta de temporada, muy curioso la verdad. La ventaja de ir a comer con gente que ya ha estado allí es que vamos sobre seguro y en este caso, María y Lulú se encargan de pedir las distintas «delicias» que vamos a probar 🙂 No obstante, y como llevamos tiempo bromeando con el aperitivo de las lenguas de pato, María pide un plato y aquí viene mi primer (y único la verdad) «shock» gastronómico ya que lo que en China se considera un excelente aperitivo y que suelen degustar las mujeres, yo creo que es infumable, o en este caso, incomible.
Es un plato que sirven frío, lo cual ayuda a que sensación sea más desagradable si cabe. Las lenguas tienen un huesecillo en medio que desde luego no ayuda y como textura podría decir que está entre una alita de pollo o muslito de codorniz pero totalmente graso… Bueno, solo tenéis que verme el careto en la foto 🙂
Menos mal que el digustazo pasó pronto porque todo lo que fue viniendo a continuación estaba realmente muy bueno, o al menos, nos gustó muchísimo. Lo siguiente que sirvieron es el llamado Nian Gao de arroz con verduras. Este plato es una amalgama de tortilla y verduras que tienen como base una pasta cortada en láminas de arroz que es lo que se llama Nian Gao. Es un plato sencillo, esta muy bueno y sacia bastante.
Después continuamos con unos tallarines fritos con verduras también que estaban francamente buenos. En este caso tengo que destacar la excelente calidad de la pasta, que me recordó por momentos a la que se utiliza para el ramen japonés y que estaba en un punto de dureza perfecto. Consistencia, sabor y un tostadito muy interesante.
A continuación viene, sin duda, el mejor de los platos: Empanadillas caseras a la plancha rellenas de cerdo. Aunque el día que fuimos no estaba, María me comenta que a veces una de las cocineras sale al comerdor y en una mesa preparada para tal fin, se pone a amasar y rellenar las mini empanadillas. Solo puedo decir que estaban buenísimas, la pasta increíble con un aspecto y textura en boca similar al dimsum de vapor, pero sin pasar por vaporera. El relleno interior magnífico, la ración abundante y la salsita que las acompaña es una especie de mezcla de soja y algo ácido que otorga al conjunto final un sabor único, más que recomendable.
Jose tenía especial predilección por que llegara su plato favorito: Costillas de cerdo con salsa de soja. Estaban muy muy buenas y las peculiaridad es que las sirven troceadas muy muy pequeñitas, de modo que te entretienes bastante quitándote huesos de la boca, pero de sabor estaban genial, con una carne muy crocante.
Para acompañar a las costillas, pedimos un arroz con verduras (eso de la denominación 3 delicias es poco menos que una aberración para ellos). El arroz también estaba en su punto y lo suficientemente aglutinado para que se pueda comer con palillos, porque no lo he comentado, pero allí los cubiertos no existen y por lo que puede observar, nadie los pide ni los echa en falta.
Y hasta aquí llego mi comida porque, como he comentado, el postre establecido es fruta y ella y yo no nos llevamos demasiado bien jeje. En nuestro caso sacaron un plato mediano con uvas. De todas formas, como mi curiosidad seguía latente, me levanté para ir al aseo y de paso, ver el resto del restaurante. Al acercarme a la barra vi que la tenía llena de bandejas con lo que para nosotros sería el equivalente de una barra de tapeo. Sinceramente, no sé que es cada cosa pero tengo la ligera sensación que forman parte de la selección de aperitivos fríos de la carta .
Por otra parte, también me llamó la atención la nevera de marisco y pescado que tenían (tipo marisquería) y en la que puedo destacar la bandeja de anguilas que estaban vivas y retorciéndose (si, es algo muy agradable de ver) . Este detalle tampoco es muy usual en lo que «hasta ahora» yo entendía que era un restaurante chino.
En fin, ha sido una interesante experiencia que pienso repetir en cuanto pueda. Respecto a las leyendas y comparativas que comentaba en el anterior post sobre el tema puedo concretar que, efectivamente:
1. En el chino auténtico sirve guisos brutales hechos con partes poco nobles de animales, que llevan la casquería a una dimensión desconocida.
2. En el chino auténtico comen chinos, doy fe.
3.En los chinos auténticos sólo suele haber una persona que sabe algo de castellano, y las equivocaciones con lo que has pedido son frecuentes. Pero es parte de su encanto, y así descubres nuevos platos. En el caso del Ruyi, esto es una verdad a medias ya que los camareros que nos atendieron hablaban español perfectamente, de hecho, la traducción de la carta es un ejemplo del control del idioma.
4. El chino es barato. El chino auténtico es igual de barato y comes como un emperador de la dinastía Ming (O casi). Nuestra cuenta, para 4 personas con bebida incluida ascendió a 36€ y la verdad es que nadie salió con hambre.
Recomiendo muy mucho la visita a Ruyi, merece la pena abrir un poco más nuestras miras gastronómica y quien sabe, igual os terminan gustando las leguas de pato 😛
Publicado en COMER, BEBER Y AMAR, VISITE NUESTRO BAR
Etiquetas: alicante, China, chino, gastronomía, lenguas de pato, oriental, Original, restaurante chino