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Y tú… ¿Te lo vas a perder? Pues si, ME LO VOY A PERDER.
¿Cuantas veces has recibido o has leído una invitación a un EVENTO donde se utiliza el tan manido y castigado reclamo de ‘¿te lo vas a perder?’ ? Esta frase-gancho ya hace de todo menos ENGANCHAR.
Sorprender con la invitación a un evento es una práctica que no se ha generalizado pero debería y mucho. Cuando asistimos a un acto esperamos encontrar un elemento diferencial e innovador, porque nos hemos acostumbrado a asociar el concepto “originalidad” con todo tipo de eventos. Por eso, el valor del factor sorpresa está en la capacidad de motivar una reacción de asombro mayor a la que los asistentes ya están esperando.
Pero claro, antes de que todo esto ocurra, deberemos ser capaces de generar la suficiente necesidad a los posibles asistentes para motivarlos y para ello necesitamos contagiarlos con la sensación de que van a formar parte de algo especial, de sentirse como unos de los pocos privilegiados que van a poder participar. Es la clave para crear ‘engagement’ y que los asistentes lo recuerden, se genere notoriedad y la reputación de la empresa/entidad se beneficie de ello.
Y no, el ‘¿te lo vas a perder?’ como fórmula de ‘call to action’ o llamada a la acción ha dejado de ayudar en absoluto. Son muchas las razones a aludir, pero principalmente nombraré tres:
1) ES LO QUE HACEN TODOS: TODO EL MUNDO LA UTILIZA. Si valoramos la originalidad, solo esta razón debería de hacernos cambiar de idea.
2) El factor SORPRESA debería ser una obligación y una exigencia que nos deberíamos marcar a la hora de diseñar una estrategia eficaz. Utilizar una frase-gancho cansina denota que, desde luego, no nos lo hemos currado nada y nos hemos conformado con lo que hace ‘todo el mundo’. La sorpresa es un recurso para captar la atención de los posibles asistentes pero ¡ojo¡, si se abusa, la habremos convertido en la 2ª parte del ‘¿te lo vas a perder?’.
3) Innovación = CERO. Si queremos generar expectación no podemos saturar las convocatorias de clásicos, o por lo menos, no deberíamos hacerlo sin adaptarlos mínimamente a cada situación. El factor sorpresa “per se” no tiene por que ser sinónimo de éxito ni mucho menos, pero nos ayudará a aportar un puto extra de creatividad, que no hay que confundir con originalidad, sinónimo engañoso ya que no siempre lo más creativo es lo más original, o viceversa.
La invitación marcará, para bien o para mal, el devenir del futuro evento. Todos contamos con potencial y tenemos la capacidad para despertar la curiosidad de los invitados, algo absolutamente VITAL. Podremos ser más o menos originales, pero nos tendremos que asegurar que nuestro mensaje no es confuso y que no sobrecargaremos de contenidos ni elementos que inviten, si, pero a la distracción. Cuidemos los detalles, es fundamental y pensemos como nos gustaría a nosotros ser invitados a un evento 😉
Y vosotros… ¿ Habéis utilizado alguna vez el ‘¿te lo vas a perder?’ ? ¡Ánimo!, podéis confesarlo en los comentarios 😛
La CREATIVIDAD e IMAGINACIÓN como señas de identidad de mi negocio
El término “creatividad” fue introducido pensando en un modelo de productividad, dándole un sentido de aptitud y acción por crear, por producir algo, por diferenciarnos… Tercer post de mi colaboración para www.beneficiosconmarketing.com
Hay estímulos que movilizan a las personas para ser empresarios, como por ejemplo: La autonomía y libertad para tomar decisiones, para asumir riesgos, el buscar el reconocimiento y prestigio con la gente con la que se relaciona, desarrollar una vocación de forma independiente, convertir un sueño o desafío en un proyecto de vida individual y/o familiar, etc.
Tener una empresa propia es una experiencia que puede darnos muchas satisfacciones personales, desarrollo, currículum, status e incluso otras más “mundanas” como el dinero (como si alguna vez pudiéramos dejar de pensar en cual es el objetivo de todo negocio que se precie y lo que nos permite poder continuar con las iniciativas que desarrollamos). A pesar de que con la coyuntura económica actual muchos pensamos que vale la pena enfrentarse al desafío que supone ser empresario, estas son algunas de las razones por las cuales uno se aventura a dar este paso: Se está sin empleo y quiere intentar una mejora mediante un trabajo por cuenta propia o ha trabajado muchos años en relación dependiendo de otros y no tolera más el trato de los encargados o gerentes o soy un profesional con una gran experiencia en empresas importantes y quiero lanzarme al desarrollo profesional personal o quizás se me ha presentado la oportunidad para colaborar con los ingresos familiares y desarrollar mi propia andadura empresarial.
Como vemos, son muchas las situaciones, además de las señaladas, que conducen a una persona a lanzarse a la iniciativa de montar un negocio. Lee el resto de esta entrada